"Pozo Viejo podría ser un campus"

El profesor de Bellas Artes en la complutense de Madrid, Tomás Bañuelos, vuelve a Fabero, su casa, para seguir mirando a la minería y casarla con el arte. Lo ha hecho con un proyecto para sus alumnos que sigue avanzando

Mar Iglesias y Laura Pastoriza
07/01/2017
 Actualizado a 12/09/2019
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¿De qué pecado te confiesas?
– Tengo poco tiempo de pecar, pero si tengo que confesarme de alguno sería de haber vivido tanto tiempo lejos de aquí, de mi tierra. He dedicado mucho tiempo a Madrid y poco a mi pueblo y ahora estoy recuperando ese tiempo.

– ¿Desde Madrid, cómo se ve artísticamente Fabero?
– Para nosotros es muy importante desde el punto de artista y profesor. Yo que viví mi infancia y la etapa de preformación aquí, me parecía que encajaba muy bien la industria minera como fuente de inspiración. Me parecía que era una oportunidad, dado que esto, es verdad que ahora no se le encuentra un destino, porque prefieren quemar el carbón de fuera que quemar el nuestro. Eso nos tiene preocupados y dolidos y, aunque yo me siento ecologista, me gustaría que lo que se quemara fuera nuestro carbón y no el de fuera.

– Dentro de ese dolor, has ideado algo nuevo para dar una segunda vida al Pozo Julia…
– Me parecía importante recuperar esos talleres que tuvieron esa grandeza. Estas instalaciones fueron pioneras de la industria en otro tiempo y se formó tanta gente…Me parecía importante seguir manteniendo ese espíritu de formación. Nuestros alumnos comenzaron a venir aquí, haciendo que el programa sea el entorno de Fabero y la industria minera, que no es solo los edificios, es el patrimonio inmaterial de esa gente que ha trabajado aquí. Esa gente es nuestro legado y debemos aprovecharla que todavía está aquí y que nos cuenten.

– ¿Y lo has conseguido con ese proyecto llamado Cian de formación por el que desde hace dos años un grupo de alumnos de Bellas Artes pasa 20 días en el corazón minero de Fabero, despertando las hadas?
– Sí, y este año le hemos dado una dimensión más, trayendo a grandes artistas como Antonio López, Julio López…son artistas que pertenecieron al ámbito de mi formación y luego han sido compañeros con los que he colaborado. Son artistas de talla internacional y tener la oportunidad de traerlos aquí para hacer talleres abiertos es proyectar esto con otro calado. Tenemos a unos becarios que vienen de la universidad a seguir formándose y proyectar nuevas creaciones y por otro lado abrirlo con talleres para traer a gente de todos lados, incluso hemos tenido a gente de Ucrania. Hemos abierto los talleres del Pozo Viejo y ese es un entorno que podría ser un campus con permanencia, que no se quedara en esos días. Cian se refiere al azul del verano y queríamos que se abriera a la primavera y al otoño. Quizá algún día podamos tener residencias permanentes de artistas que lleguen de todo el mundo y dejen sus obras aquí.

– ¿Es un proyecto a largo plazo o se está gestando?
– Los buenos proyectos son a largo plazo. Antonio López seguirá viniendo y veremos a qué otros artistas podemos traer. Este año quería traer a un artista leonés que ha nacido en Fabero , Félix de la Concha.

– Mientras piensa en el próximo Cian, ¿en qué sigue trabajando?
– Mi proyecto es permanecer aquí el mayor tiempo posible.Me gustaría hacer un monumento a la mujer trabajadora en el mirador de Otero, porque las mujeres han trabajado en la mina igual que los hombres y han sido madres, y eso ha sido desconocido.
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