29/10/2020
 Actualizado a 29/10/2020
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Algunos recordaréis que hace un año, más o menos, escribí en esta columna sobre lo raritos que somos los que poseemos un Rh negativo, y que en mi pueblo abundan mucho. Pues resulta que después de ver un programa en una de las cadenas de televisión que sólo vemos los raritos, DMAX para más señas, ya sé el motivo: existe una teoría que dice que los que tenemos que soportar esa característica, somos híbridos, como los coches nuevos. Somos mitad humanos y mitad alienígenas, que manda carallo, por no decir otra barbaridad mayor. Por lo visto, la mayoría de los abducidos por los extraterrestres, son Rh negativo, y son utilizados por los reptilianos para hacer experimentos varios y conseguir que el género humano avance por el camino del bien y que no nos destruyamos entre nosotros. Pues, camaradas, habéis logrado hacer un pan como unas hostias; vamos, que os habéis lucido. En mi pueblo, dónde somos mayoría, no es que veamos muchos avances, la verdad. Cada vez hay menos gente, cada vez la gente es más vieja, por lo que existe una discrepancia evidente entre la mayoría y los pocos que siguen trabajando, que, lógicamente, son minoría. En las luchas generacionales soportamos desde el principio de los tiempos, siempre han ganado los jóvenes; menos ahora... Mi pueblo, la provincia de León, la comunidad artificial en la que vivimos, España entera, se está convirtiendo en un inmenso geriátrico dónde el futuro ha dejado de existir.

En cualquier caso, y de ser ciertas estas teorías, habría que hacerpúblico el Rh de los políticos a los que soportamos. Y tomar medidas drásticas: quién sea ‘positivo’, inhabilitado. Solamente nos podrán gobernar los ‘negativos’, que para eso son los que tienen la mezcla de sangre suficiente para hacer el bien, aunque, hasta ahora, no es que se hayan esperado mucho, pero, aun así, es mejor que nos manden ellos, visto lo visto. Me juego una cena con cualquiera de vosotros, (a celebrar, Dios mediante, en ese futuro lejano que se está difuminando ante nuestras narices), que Sánchez, Iglesias, Abascal, Casado, Mañueco y toda la ‘troupe’ de incompetentes que nos mal gobiernan, son ‘positivos’. No se entendería otra cosa, puesto que es imposible que un ‘negativo’ haga las cosas tan desastrosamente como lo están haciendo en este cuento de terror que es el coronavirus.

Desde el domingo tenemos ‘Toque de queda’, como en las guerras de postín. Siempre me he preguntado por qué los toques de queda se hacen por la noche. ¿Es que se creen que somos todos como Dinio, aquel zagal que exclusivamente pensaba con la polla y al que le confundía la noche? ¿Es qué se creen que los conspiradores sólo se reúnen a la sombra de la tenue luz que rebota en nuestro satélite? ¿Es qué se creen que las putas ejercen sólo de noche? Recuerdo una canción épica que nos enseñó Pajín, en el manicomio, cuándo teníamos trece o catorce años: «si las putas jodieran de día que gusto daría verlas trabajar...», seguía más, pero la decencia impide que siga instruyéndoos... Ahora en serio: ¿alguien piensa de verdad que esta estúpida medida va a frenar la expansión del bicho?; ¿alguien piensa que, en invierno y en León, son muchos los que andan por los bares, tascas, restaurantes o barras americanas? ¡Cómo se nota que nuestros políticos, los que toman estas decisiones propias de una viñeta del TBO, nunca han tenido un bar ni han tenido que ver cómo pasan las horas, (esas horas), detrás de una barra!

Todas las recetas que los distintos poderes han puesto en marcha para frenar el avance incontrolado de esta enfermedad diabólica, han fracasado. Todas. Me sigo jugando una cena si alguien de vosotros me dice una que haya tenido éxito. ¿Por qué, entonces, esta vez va a ser diferente?

En vez de potenciar los transportes públicos, doblando o triplicando su número y frecuencia, seguimos viendo como la gente se apelotona en los vagones de metro o en los autobuses. Seguimos viendo como los bares están llenos..., y las terrazas vacías, porque hace frío. Muchos científicos saben, (menos el doctor ese que sale en la tele, la OMS y el ministro del ramo), que el virus se trasmite, sobre todo, por ‘aerosoles’, y que el mejor remedio es estar el máximo tiempo posible al aire libre o, si no se puede, ventilando continuamente los espacios cerrados. O sea, que si quieres tomar un café o una cerveza, amigo, sales a la terraza aunque caigan chuzos de punta y haga frío. De esta manera, es muy difícil contagiarse. No hay que ser Einstein para llegar a esas conclusiones: durante el verano pasado, en mi pueblo, por ejemplo, se han celebrado varias fiestas; eso sí, en la calle, en la terraza del bar o en las barbacoas del ‘Charco’. ¿Resultado? Cero contagios.

Díganles ustedes a un chaval de veinte años que ha pasado tres meses entre cuatro paredes, matándose a pajas, que no se junte con sus amigos o, sobre todo, con sus amigas para pasárselo pirata... ¡Positivos, que no sois más que unos incompetentes positivos! Salud y anarquía.
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