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Por una cabeza

18/01/2020
 Actualizado a 18/01/2020
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¡Quién no recuerda a aquel atractivo teniente coronel invidente encarnado por Al Pacino!, un tanto gruñón y algo mal encarado, pero arrebatador, mientras se marcaba en medio del salón de baile de aquel restaurante neoyorquino, un tango espectacular, con la británica Gabrielle Anwar, en ‘Esencia de mujer’.

La letra de la canción, compuesta por Carlos Gardel, alude a las carreras de caballos y al furor que generan en torno a las apuestas. Y apuesto a que tú, sacrificado o abnegada leyente, habrás lanzado un suspiro de alivio pensando que hoy no hablamos del gobierno. Pero temo contrariarte. Hoy es noticia que el Ministerio de Consumo, protagonizado por D. Alberto Garzón, de Unidas Podemos, prepara una Ley de Juego para restringir la actividad de las casas de apuestas. El objetivo es prevenir y frenar la ludopatía y que los juegos de azar pasen a estar regulados por una legislación similar a la del tabaco. Asegurarse de que los Bet365, los Bwin, William Hill, Codere, Pokerstars, o Sportium, cuenten con restricciones que protejan especialmente a los vulnerables que suelen ser, curiosamente los que menos capacidad adquisitiva poseen. Un reciente estudio elaborado por la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios señala que el perfil más habitual es el de hombre de entre 18 y 40 años con baja formación.

Parece ser que la ley pretende evitar la apertura de estos establecimientos cerca de centros escolares. Medida acertada dado que la adolescencia, época de dispersión, poca disculpa necesita para hacerles caer en la tentación. La nueva regulación, que deberá consensuarse con las legislaciones autonómicas, pretende asimismo limitar la apertura horaria a partir de las 22 horas y coartar la publicidad de tal actividad de las camisetas de los deportistas o en las vallas de eventos deportivos. Se trata de un negocio que en 2018 movió más de 328 millones, un incremento del 48% respecto al año anterior.

Las reacciones del sector frente a este anuncio no se han hecho esperar. Se consideran atacados por una posición que juzgan beligerante e intransigente con su negocio. Aunque los padres y profesores, también consideramos un peligro la continua presencia y exponencial crecimiento, amén de la oferta ‘on line’, de estos cantos de sirena tan cercanos a los centros donde acuden a prepararse los que algún día regirán nuestros destinos.

Hasta Gardel lo dice en su célebre tango: «No olvidés, hermano, lo sabés, no hay que jugar». Y si hay que hacerlo, con cabeza.
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