Ponga: "Uno defiende lo leonés no por ser lo mejor, sino por ser lo nuestro"

Juan Carlos Ponga, gran defensor del patrimonio leonés, firma este lunes en la terraza de la Librería Universitaria (19:15 horas) ejemplares de su último libro, ‘León perdido II’, una recopilación del patrimonio perdido en nuestra provincia

Fulgencio Fernández
06/07/2020
 Actualizado a 06/07/2020
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La librería Universitaria y la editorial Eolas no cejan en su empeño de sacar del confinamiento a los libros y autores leoneses y prosiguen con su ciclo ‘Al aire libros’ en la terraza de la librería. Ya entran en la cuarta semana y para hoy lunes la cita (a las 19,15 horas) la cita es con Juan Carlos Ponga y su trabajado memorial de pérdidas del patrimonio leonés, cuya última y reciente entrega es ‘León perdido II’, del que firmará ejemplares hoy.

Ha tenido una excelente acogida esta segunda entrega, como la tuvo ‘León perdido I’, por encima incluso de las previsiones del estudioso Ponga. «La acogida del primer libro de León Perdido, dedicado a la ciudad tuvo un éxito que yo no esperaba. Me sorprendió bastante. Ahora mismo está agotado. Supongo que se debe al interés de los leoneses por conocer un poco más de su pasado y de su historia, y por saber a qué corresponde los restos que se ven en algunas de las calles de la ciudad».

El mismo camino lleva la segunda parte, ahora dedicada a la provincia, mucho más extensa por lo que habrá otro nuevo libro de la misma materia. «El primer tomo de este León Perdido IIrecoge sólo los capítulos de la arquitectura religiosa, la arqueología y los pueblos desaparecidos, también se va vendiendo bien según me dice el editor y creo que la explicación está en que mucha gente quiere saber qué ha pasado con la iglesia de su pueblo o con el pueblo donde nació su padre o su madre y ya no existe».

El éxito de sus trabajos le lleva a Juan Carlos Ponga, incansable trabajador en la defensa del patrimonio, a creer que el interés de los leoneses por lo suyo es mayor de lo que pueda parecer. «En general creo que la conciencia con el mantenimiento de nuestro pasado, reflejada en la conservación del patrimonio, está más presente en la gente de a pie que en los políticos. Por ello, tengo la esperanza de que el segundo tomo de la provincia también tenga la misma acogida que las entregas anteriores».

Para poder hacer esta recopilación de pérdidas en nuestro patrimonio han sido muchos los años en los que Juan Carlos Ponga ha ido tomando notas, apuntando, visitando lugares, hablando con expertos y conocedores sobre el terreno... algo que da por muy bien empleado. «Uno hace estos trabajos porque siente el patrimonio y para transmitir los conocimientos que tiene o lo que sabe de lo que hay en la provincia y para testimoniarlo y dejarlo reflejado. Yo defiendo lo leonés no porque sea mejor que lo de otros sitios si no porque es lo nuestro es nuestro pasado, nuestra historia».

Y a la hora de echar la vista atrás y recordar cuándo nació el proyecto, cuándo tomó las primeras notas, retrocede muchos años. «Empecé a recorrer la provincia con el CCANen 1974 yla volví arecorrer otras dos veces más a finales de los setenta y a mediados de los noventa; con esos datos en la mano pasé a la siguiente fase, que es leer y buscar documentación a ratos. No puedo calcular el tiempo, es imposible».

Tantos años dedicado al patrimonio han supuesto que hayan sido muchas las pérdidas que ha documentado y que ha conocido, algunas muy dolorosas. «Ver monasterios casi desaparecidos como el de San Esteban de Nogales o el de Eslonza es terrible; pero es incomprensible que algunas partes de edificios que, según cuentan las crónicas, se desmontaron y se trasladaron hayan desaparecido. Por ejemplo el patio del siglo XVI de la casa de los Cilleros que se ordena conservar no se sabe donde está; el claustro de Sandoval que se desmonta y se traslada a san Isidoro también ha desaparecido; más de la mitad de la fachada del palacio de los señores de Prado de Renedo de Valdetuejar también se ha perdido y así unos cuantos más. También las iglesias que se han dejado caer, como la de Pajares de los Oteros o la de Reliegos, que yo ví casi completas, son un ejemplo de la desidia oficial».

Cree Ponga que, al margen de la ya conocida Desamortización de Mendizabal y el triste abandono de los monasterios, hay otras etapas tristes para el patrimonio leonés. «La desidia de los años posteriores a la guerra civil también fue muy dura. Si me refiero a lo vivido por mirecuerdo los años sesenta y setenta, cuando se vendía todo en las iglesias de los pueblos a los chamarileros y anticuarios que dejaron algunas iglesias como salones de baile».

También ha vivido algunos momentos felices este apasionado leonés y más apasionado de lo leonés. «Cierto, no oculto que estoy orgulloso de haber sido el promotor en la Comisión de Patrimonio de la conservación de la iglesia románica de La Puerta, que es la que de se ve en alto al cruzar el pantano camino de Riaño».

Un trabajo que ha significado que, pese a todo lo apuntado, pueda sentir que no ha caído en saco roto, pero muchas veces el interés de los ciudadanos choca contra el muro de la política. «a pesar de todo lo que hemos avanzado en el conocimiento y en la defensa del patrimonio aún tenemos, sobretodo en las ciudades ataques contra elementos que, por intereses económicos se consideran de escaso interés y no merecedores de conservarse. Así se demuelen edificios solo por la especulación. De esta manera las ciudades se parecen unas a otras cada vez más y pierden su identidad.En general la clase política es poco proclive a la conservación del patrimonio. Para ellos es un dinero que no da votos».

Así lo piensa, y así lo dice.
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