Ponferradina 3 - 2 Castilla: 'De pesadilla a final feliz'

La Deportiva logra tres puntos vitales ante un Castilla que llegó a poner las tablas hasta en dos ocasiones / Mandaluniz volvió a sembrar muchas dudas

A. Cardenal
21/01/2018
 Actualizado a 15/09/2019
Yac trata de frenar la internada de un jugador madridista. | A. CARDENAL
Yac trata de frenar la internada de un jugador madridista. | A. CARDENAL
Esta vez la moneda cayó de cara. La Deportiva sobrevivió a una nueva ruleta rusa ante el Castilla (3-2) y se llevó tres puntos vitales que le permiten poner cuatro puntos de distancia con la promoción y cinco con el descenso directo y suponen además un balón de oxígeno para un Carlos Terrazas que había quedado muy tocado tras las primeras derrotas del año.

De hecho, el duelo ante el filial madridista siguió durante demasiados minutos el mismo guión que ante Sanse y Racing de Ferrol. Tras un buen arranque de partido y adelantarse en el marcador, la fragilidad defensiva y los fallos individuales –Mandaluniz no estuvo fino en el primer gol y volvió a sembrar muchas dudas– pusieron cuesta arriba un partido que parecía encarrilado.

Hasta dos veces llegó a poner las tablas el Castilla, que en su papel de filial, alternó detalles de calidad con despistes y fallos que solo se curan con la edad. Así, un penalti, un gol olímpico y un rebote permitieron a la Ponferradina sellar un triunfo que no es balsámico, ya que la situación en la tabla sigue siendo más que delicada, pero da un pequeño respiro antes de una salida muy complicada ante el Rayo Majadahonda (2º).

Yuri y Mandaluniz, cara y cruz


Con Yelko Pino fuera de la convocatoria –su fichaje no se cerró hasta la última hora del viernes y no se pudo tramitar su ficha a tiempo–, a la Deportiva le tocaba reconciliarse con el El Toralín tras dos derrotas consecutivas sin ases bajo la manga.

El partido comenzó trabado, sin la fantasía y la magia que se le presupone a un equipo plagado de jugadores por los que en un abrir y cerrar de ojos suspirará media LFP –como en su día ocurrió con Jesé, Morata o Mariano–, y con los blanquiazules resignados a alguna genialidad de Yuri e Isi.

Que el mejor en los primeros compases fuera Yac dice mucho de lo que fue el arranque del partido, una batalla donde el físico primó sobre el fútbol. Ni bercianos ni merengues llegaban con soltura a los últimos metros y cuando lo hacían, era en una jugada embarullada o a balón parado.

El primer aviso fue de la Ponferradina. Cidoncha no acertaba a rematar en plancha un buen centro de Ríos Reina y el rebote le caía a Andy, que con espacio en la frontal tampoco lograba conectar un remate limpio. Respondió el Castilla por partida doble. Primero con un lanzamiento de falta de Óscar que no cogía portería y después con un remate picado de Cristo para sortear la salida de Mandaluniz que Jon García cortó ‘in extremis’.

Tras media hora sin demasiada historia, el partido enloqueció. Yuri volvió a dejar claro que el gol no tiene fecha de caducidad y no faltó a su cita. El ariete brasileño forzó un penalti de Belman y no perdonó desde los once metros para adelantar a la escuadra berciana.

Pero no hay dos sin tres. Otra vez Mandaluniz –y ya van tres en tres partidos– falló en una jugada clave y regaló el empate al filial madridista. En un centro blando, con bote previo incluido, el guardameta vasco esperó demasiado un balón que no acertó a atrapar y dejó en bandeja para que Cristo rematase a placer y pusiera las tablas a cinco minutos del descanso.

La igualdad en el marcador y el paso por vestuarios devolvió el partido a su origen. A Yuri no le quedaba otra que hacer la guerra por su cuenta y a punto estuvo de volver a hacerle un traje a la bisoña zaga merengue, aunque esta vez su incursión en el área terminó con el brasileño por los suelos y amonestado por simular.

Y volvió la ruleta rusa. El cóctel de necesidad, ansiedad, presión adelantada y defensa de tres convirtió el partido en un toma y daca, con una medular totalmente rota y el balón volando de un área a otra.


Carrusel de goles 


Tampoco fue una buena tarde paralos porteros. Si el tanto blanquiazul vino de un penalti cometido por Belman y el madrileño de un nuevo fallo de Mandaluniz, el guardameta madridista volvió a desequilibrar la balanza. Poco después de que evitase el segundo de la Deportiva sacando un remate potente –y centrado– de Isi, el cancerbero merengue no anduvo fino en un saque de esquina prácticamente raso de Ríos Reina que terminó en gol olímpico.

Tampoco esta vez la alegría duró demasiado. Diez minutos después, Mancebo, que había acariciado el gol minutos antes, ponía las tablas de nuevo con un disparo raso desde la frontal para que los viejos fantasmas de los blanquiazules volvieran a pasear por El Toralín.

Por suerte para la salud cardíaca de la parroquia berciana, Jon García no tardó mucho en espantarlos. Menudo puso un balón envenenado en una falta lateral y el defensa, tras un rechace y un remate de todo menos ortodoxo, marcó el tercero de los bercianos, un tanto que eso sí, no evitó el sufrimiento.

El Castilla se volcó en busca del empate pero esta vez no hubo remontada y lo que durante muchos minutos amenazó con revivir una pesadilla, terminó con final feliz.
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