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Políticos con sobrenombre

13/07/2021
 Actualizado a 13/07/2021
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A lo largo de la historia ha habido gobernantes cuyos nombres han pasado a la posteridad acompañados de algún sobrenombre o calificativo que nos recuerda significativas cualidades o defectos. Así, por ejemplo, Alejandro Magno o Carlomagno entendemos que fueron grandes líderes. Fernando III el Santo destacó por su amor a Dios y a los hombres. Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, destacaron por su amor a la Iglesia. No parece que fuera tan buena persona Don Pedro el Cruel. Alfonso I de Aragón, el Batallador, recibió este calificativo por su lucha contra los musulmanes. Alfonso V de Aragón mereció el sobrenombre de Magnánimo. Parece ser que en la actualidad hay alguno que también quiere apropiárselo.

Si a Alfonso X le llamaban el sabio, seguro que no tenía nada de tonto, de la misma manera que entendemos que Felipe el Hermoso no tenía nada de feo, si bien la belleza no garantiza que uno no pueda ser un buen gobernante. Luis XIV, el Rey Sol, que quería que todos giraran en torno a él, no parece que tuviera nada de humilde. Si a nuestro Fernando VII le llamaban el Rey Felón, es porque con tal de mantenerse en el poder era capaz de cualquier cosa. Desgraciadamente no es el único felón de la historia. Su ejemplo sigue vivo. Alfonso II el Casto seguro que lo tendría más crudo en estos tiempos.

A Felipe II le llamaban el Rey Prudente. No es mala virtud para un gobernante. Lo de Juana la Loca no necesita comentarios, si bien parece que era más bien una locura de amor. A José Bonaparte parece normal que le llamaran el Rey Intruso, pero tampoco desentona el que le llamaran Pepe Botella por su inclinación a empinar el codo.

Podríamos poner muchísimos más ejemplos, pero ya nos gustaría poder llamar a algunos como al padre de Carlomagno, Pipino el Breve, sobre todo cuando parece que estamos condenados a soportar eternamente o por largo tiempo a algunos gobernantes.

Sería interesante hacer un concurso para buscar sobrenombres a políticos actuales. Seguro que los encontraríamos. O también hacer una lista de sobrenombres y preguntar a ver a quién hace referencia. Hay algunos que serían fáciles de acertar, como por ejemplo uno que ya pasará a la historia: El Coletas. O ‘el Califa rojo’, que así llamaban a Julio Anguita.

Supongamos ahora que alguno debería pasar a la posteridad como ‘El Mentiroso’. Alguien dirá que este adjetivo puede aplicarse a muchos políticos, pues son muchos los que mienten. Pero tú, querido lector, seguro que ya has pensado en el candidato ideal.
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