Pimentel, la apasionante aventura de editar un libro

Cristina Pimentel y Jesús Palmero se juntaron en 2007 para editar el libro de un poeta amigo Ángel García, una experiencia que «nos dejó muy buen sabor de boca» y el germen de la editorial que nació para mantener esa pasión por la aventura de editar y que se llama Marciano Sonoro

Mercedes G. Rojo
04/08/2020
 Actualizado a 04/08/2020
Cristina Pimentel con su compañero de aventura en la editorial Marciano Sonoro, Jesús Palmero.
Cristina Pimentel con su compañero de aventura en la editorial Marciano Sonoro, Jesús Palmero.
«Cuando un autor nos gusta y seguimos adelante con el proyecto siempre es una aventura apasionante».
(Cristina Pimentel, de ‘Marciano Sonoro’)

Se llama Cristina Pimentel Huerga (Astorga, 1971) y desde 2015 gestiona, junto a su también compañero de vida, el artista plástico Jesús Palmero, su sello editorial Marciano Sonoro, un sello con el que trabajan desde la pequeña localidad de San Román de la Vega, a pocos kilómetros de Astorga, donde viven y trabajan desde hace un montón de años, todo un desafío para una zona rural a la que esta pareja de editores -que decide trabajar junta a partir de su confluencia en la pasión por el mundo de los libros- sabe sacarle su partido, encontrando en esta decisión más ventajas que desventajasa la vez que consideran que «cualquier forma de emprendimiento que se haga desde los pueblos siempre va a ser una contribución positiva, aún siendo conscientes de que lo que verdaderamente hace crecer a los mismos es la inversión agroganadera». Previamente al momento en el que toman la decisión de poner en marcha el proyecto de Marciano Sonoro, Cristina y Jesús, tienen una experiencia editorial anterior, en2007, cuando, también juntos, se aventuran en la edición del poemario Tiemblosde Ángel García, un poeta amigo, una experiencia que les «dejó muy buen sabor de boca» y que acabaría convirtiéndose en el germen de su aventura editorial.

La afición a los libros le llega a Cristina Pimentel de mucho antes, primero a través de la gran afición lectora de su madre, que consigue despertar en ella un verdadero interés por el libro como objeto. Después vendrían sus estudios de Biblioteconomía en la Universidad de León que finalmente derivarán en un acercamiento al mundo de la encuadernación, dentro del cual se especializará en Encuadernación Artesanal, un área en la que trabajará durante años con mucho mimo, a veces también con la colaboración ocasional de su compañero. De estos trabajos tan especiales, nos cuenta, recuerda «con especial cariño haber tenido la oportunidad trabajar con algunas primeras ediciones como El Señor de Bembibre de Gil y Carrasco o El Libro de la Selva de Kipling».

Volviendo al tema de la editorial y preguntada por el origen del nombre escogido para la misma, nos dice que es en realidad un “gesto divertido” que proviene de la relación con otra de sus pasiones: los animales. Y así nos cuenta como en el momento de arrancar el proyecto y verse en la necesidad de tener que nombrarlo oficialmente de alguna manera correteaba por su jardín «un pequeño cerdo vietnamita que habíamos adoptado de forma imprevista» y al que habían dado el nombre de Marciano. Fue así como decidieron, casi a modo de broma o de cariñoso homenaje, que este mismo nombre formara parte de su nuevo sello, que acompañarían con lo de ‘sonoro’ para que su objetivo inicial de que la edición musical formara parte importante de esta recién estrenada aventura, estuviera también presente en el mismo. Y de ahí lo de Marciano Sonoro como título definitivo para una editorial que inicialmente pretendía «combinar una colección de poesía –que se agrupa bajo el sugerente título de Poéticas del desencuentro-con la publicación de música en formato LibroDisco», de los que ya van varios títulos editados. Y aunque ésta fue la intención original, en estos cinco años de trabajo que llevan, han ido creciendo en expectativas y en la actualidad podemos encontrar dentro su catálogo otros títulos pertenecientes también a su colección de narrativaRelatos al viento rugidor,a su colección infantil Universos Soñados, e incluso otras referencias englobadas dentro de lo que es la divulgación.

Siguiendo la línea de un concienzudo trabajo para cada nuevo proyecto que enfrentan, se dedican al mismo siempre con la misma ilusión, con todo el esmero que consideran merece cada uno de ellos, «cada proyecto es una niña mimada» en el que Cristina y Palmero ponen el énfasis en quien detenta la autoría del mismo: «trabajamos mano a mano con los autores, haciéndoles partícipes del proceso editorial, por lo que se generan unos vínculos muy especiales en cada proyecto», que llegan a crear relaciones muy estrechas, como es el caso de Abel Aparicio, escritor de la misma zona en la que la editorial está asentada y con el que se da la circunstancia que comenzaron su proyecto editorial hace cinco años y con el que pretenden volver a la normalidad, “renacer” tras lo que consideran «angustioso periodo de confinamiento», de la mano de un título - ¿Dónde está nuestro pan?-compuesto por«tres novelas cortas en las que se aborda la relación entre la mina y la mujer trabajadora y luchadora en el periodo de posguerra (…) un libro que Abel ha afrontado desde una perspectiva de memoria histórica que nos interesa especialmente», un interés personal que les ha llevado a establecer otras relaciones profesionales desde el mundo editorial, por ejemplo, con autoras como Sol Gómez Arteaga o IsaMil9, que también forman parte de su nómina de autores.

En esa estrecha relación que establecen con cada nuevo autor incorporado a su catálogo editorial, tras la lectura del manuscrito que lleva a la decisión de seguir adelante con la “aventura” es prioritario para ellos reunirse con el autor «para conocer las particularidades del proyecto e intercambiar impresiones» y hacerle partícipe, en la mayor medida posible, de todos los procesos que implica la edición, procesos que en lo referido a la lectura de las propuestas literarias, la decisión de publicar o no, o el trabajo de diseñorealizan de forma conjunta; mientras que las labores de corrección recaen más en Cristina frente a las de maquetación, de las que se encarga principalmente su compañero; así como el resto de ellas (control de la producción, la distribución) se las van repartiendo en función de las circunstancias y los momentos.

Sin haberse planteado nunca una directriz estrictamente de género, reconoce que entre las firmas que hasta el momento han publicado en su sello, «existe, sin pretenderlo, una clara paridad». También en lo referido al origen de las mismas, entre las que se encuentran las de autores leoneses, dentro de unalínea editorial abierta sobre todo a los proyectos en sí, «a las ideas que se ponen sobre la mesa» más allá de la procedencia territorial o las características identitarias de quienes los proponen, y en cuya evolución como sello «lo más difícil es cuando le tienes que decir a alguien que no te interesa su proyecto».

Como sello editorial muy pequeño, totalmente auto-gestionado, siempre han buscado la sostenibilidad de los proyectos para poder seguir adelante, «que cada uno posibilite la continuidad del siguiente», al margen de las instituciones, a las que sin embargo agradecen y aplaudenque tengan iniciativas como la compra de ejemplares para distribuir entre las bibliotecas repartidas por el resto de la provincia, como es el caso de la Diputación de León, o que cedan sus espacios para la presentación de dichas publicaciones; y así parten siempre de proyectos concretos que están en su mente o que le presentan los propios autores, aunque siempre hay excepciones y reconocen que también en uno de esos proyectos contaron con financiación de organismos públicos para sacarlo adelante.Y es gracias a esa auto-gestión que se han marcado lo que le ha permitido haber vivido hasta ahora sin grandes dificultades más allá de la que entraña, cómo no, la distribución: «una de las grandes losas para editoriales como nosotros que partimos de tiradas relativamente pequeñas». En este sentido, y con elobjetivo fundamental de distribuir en librerías y estar presentes en la red a través de su página web, además de estar presentes también en el ámbito de las bibliotecas, de momento están volcados en «una distribución provincial y tenemos algunas librerías de referencia a nivel nacional. En la actualidad estamos estudiando incorporar nuevas formas de distribución». Como anécdota positiva en este sentido nos recuerda su experiencia con el libro 25 años BRIF un libro publicado en junio de 2018, con recorrido nacionaly que «se vendió íntegramente desde nuestra web y la de la asociación ATBRIF».

Cristina Pimentel, corresponsable de esta pequeña a la par que gran editorial, reconoce como uno de los momentos más ilusionante en el proceso de edición de cada nuevo título «vivir de primera mano, junto al autor, el nacimiento de ese libro soñado durante mucho tiempo», además de esas primeras presentaciones siempre motivadoras, aspecto este último que se ha dificultado en los últimos meses a causa del COVID19 y que esperan poder recuperar muy pronto. Afortunadamente, Marciano Sonoro no entra dentro de la nómina de pequeñas empresas que han tenido que dar cerrojazo a sus proyectos tras el cataclismo que para muchas de ellas ha supuesto esta alerta sanitaria cuya amenaza sigue pesando sobre gran parte de la sociedad como una espada de Damocles; antes bien ellos hanaprovechado el parón «para repensar nuestro futuro, sin dejar de avanzar con los proyectos que teníamos entre manos».

Así que ya lo saben, habrá que estar atentos a lo que esta pequeña editorial que opera desde las inmediaciones de la capital maragata está preparando para ofrecernos en fechas muy próximas.
Lo más leído