Pescar a mosca seca: precisión y cautela

La táctica del pescador en esta técnica requiere de habilidades que la convierten en todo un arte donde la naturaleza y sus signos cobran importancia

Rodrigo Prado Núñez
03/07/2020
 Actualizado a 03/07/2020
Pescando a mosca seca en el río Yuso. | R.P.N.
Pescando a mosca seca en el río Yuso. | R.P.N.
Caminando por la vereda, disfruta de la brisa y calidez que le brinda la ribera del río elegido, mientras la sonrisa le ilumina el rostro. A medida que el pescador avanza por el sendero, el panorama se llena de frondosidad, como en una litografía reiterativa del paisaje gravada en su mente desde siempre y para siempre. El río posee la virtud de mostrarnos una naturaleza variable según el período del año que lo frecuentemos. El pescador bien sabe que al visitarlo a principio de la temporada de pesca no le ofrecerá esa explosión de flores y verdor que se reserva para la primavera y el verano, pero él es adaptable e igualmente se reconfortará. La música del agua, en la placidez del entorno, le sosiega. El pescador, que aun no ha montado la caña, ya esta disfrutando. Seguro de sí mismo, acecha sigilosamente y se siente completamente cómodo en el río. No hay miedo, ni ansiedad, ni tampoco incertidumbre. El río es su zona de confort. Ya eligió río y tramo, su caña preferida, las moscas seleccionadas, un bajo largo con terminal fino y a ahora toca pescar.

La paciencia, la porfía, el ánimo y el amor por la naturaleza le hacen ser participante y espectador a la vez. La observación de todo lo que pasa a su alrededor es su cualidad especial, los detalles más insignificantes los advierte y teoriza. Son cualidades de todo buen pescador. Su táctica, basada en un acercamiento sigiloso para efectuar sus lances, incluye precisión y cautela.

La paciencia, la porfía, el ánimo y el amor por la naturaleza hacen al pescador partícipe y espectadorSabe que si la trucha come en superficie tiene distintas tomas; si a penas boquea y marca un pequeño circulo, suele estar comiendo insectos agónicos, si la cebada es más rápida y el circulo mayor seguro que son emergentes, pero si la cebada es portentosa y muestra parte del cuerpo en superficie comerá insectos prácticamente adultos que tratan de romper la tensión del agua y salir volando. En cualquier caso, buscará algún indicador que le sirva de guía para proponer la mosca adecuada; examinar ese insecto que está volando, flotando sobre la superficie del agua, envuelto en la espuma o preso en una tela de araña entre la vegetación de la ribera, es por ahí que encontrará la respuesta adecuada.

Los comederos de las truchas suelen ser esas zonas donde gastan pocas energías y le llegan abundantes alimentos, remansos próximos a las corrientes, donde hay rocas, raíces y troncos que las protegen. Las líneas que forman las corrientes que discurren a distintas velocidades son buenos sitios para derivar la mosca y también esa V que forma el agua al chocar con obstáculos.

La ceba de una trucha reclama toda su atención, blandiendo la caña con habilidad le posa la mosca por delante y a la distancia justa. La pesca a mosca es muy exigente, un paso en falso o un mal lance traerá consigo el rechazo del pez y perder la ocasión de pescarlo. La trucha aletea suave, está a la espera. La mosca artificial llega a su altura y toda la atención del pescador se centra en el momento. La trucha toma la mosca con ímpetu y el pescador, con impulso, tensa la línea. Después del trajín de la captura y suelta, piensa en todo lo sucedido y sonríe.

La suelta del pez

El momento mágico de la pesca es el instante en que toda su atención se centra en devolver la trucha al agua con todas las garantías posibles de supervivencia. Ya ha cumplido con el deseo de pescar, ahora toca el placer de liberar. La pesca de una trucha es un éxito, pero el momento cumbre, el instante mágico, es cuando la ve retornar río adentro. Ha alcanzado el objetivo, besa la bandera de la meta y disfruta su libertad. La suelta de la trucha es un regalo, un presente que le da la oportunidad de devolverle la libertad, una ocasión única y una oportunidad de crecer como pescador. Esto, todo esto le causa placidez.

El pescador escruta de nuevo la zona de pesca, sabe que su estrategia sigilosa pasa por no obstaculizar la armonía existente, que todo sea suave, calmado. Es un espectador de la vida, de la vida acuática y salvaje. La pesca es mejor si tienes el sueño de recrearte y disfrutar, vívela intensamente que cada minuto cuenta.

El coto Tierra de la Reina


Un coto en un enclave privilegiado, Tierra de la Reina, entre los Picos de Europa y las montañas de Riaño. Tiene las condiciones de los ríos de montaña, ofreciendo una buena población de truchas y una presencia importante de macroinvertebrados que facilitan la pesca a mosca, pero sus aguas cristalinas las hacen muy esquivas y la abundancia de ciprínidos en esta época dificultan la pesca de las truchas.

Se encuentra en el río el Yuso, que nace en el puerto de San Glorio y tras pasar por Portilla de la Reina, Barniedo de la Reina y Boca de Huérgano desemboca en el embalse de Riaño. Es un coto muy solicitado en esta época y un incentivo turístico muy importante para la zona de Boca de Huérgano. La pesca de la trucha es en la modalidad de sin muerte y la de los ciprínodos tiene un cupo máximo de seis peces por pescador y día. El limite superior está en el Puente de paso al Valle Lechada y el inferior en el área recreativa La Suelta Grande. Tiene un máximo de once permisos por día que pueden disfrutar de sus 5,48 km de largo.
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