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Perseverando para servir

15/01/2021
 Actualizado a 15/01/2021
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La semana pasada ya les hablé del clima tan preocupante que se estaba respirando a nivel internacional, del que España no queda al margen, por supuesto, y que al final solo interesa a ciertos políticos mediocres (minoría por fortuna pero que hacen mucho ruido) que anteponen sus intereses a los de los ciudadanos. En relación a este ‘clima’, ayer tuve que mirar varias veces las portadas de la prensa para creerme la imagen de la Guardia Nacional americana durmiendo en el interior del Capitolio para garantizar su seguridad y qué quieren que les diga, si hace un par de años me enseñan esa foto descontextualizada, pensaría que se trataba de algún edificio público de algún país bolivariano. Veremos qué frutos da esa semilla de odio germinada.

Como les comentaba la semana pasada, de esta crispación todos tenemos nuestra parte de responsabilidad (unos más que otros) pero si queremos empezar a mejorar algo, tenemos que empezar por mirarnos al espejo, quitarnos la bufanda de ‘hooligans’ y reconocer lo que nosotros o ‘los nuestros’ hacen mal o lo que los otros o ‘los suyos’ hacen bien. Yo vivo mucho más tranquilo desde que asumí mis defectos (y mi comienzo de calvicie).

Les reconozco que yo fui de los que criticaron la creación de la Unidad Militar de Emergencias, que pensaba que era una de la multitud de ocurrencias que tenía nuestro paisano Zapatero y que el asunto terminaría en una unidad dotada de pocos recursos y efectivos, que serviría para más bien poco.

Pues les diré que cada vez que hay una catástrofe como la última borrasca, me acuerdo de aquello y me alegro de haberme equivocado de cabo a rabo y hay que reconocer que, si bien se podría haber dedicado unidades del ejército ya creadas para esos mismos cometidos, el grado de especialización y la óptima dotación de recursos, justifican y vienen a demostrar que la UME fue y es un rotundo acierto. No me duele decir que su creador fue un gobierno socialista. Creación e impulso del que tuvo mucho que ver, por cierto, el leonés José Antonio Alonso con el que no tuve la ocasión de coincidir, pero del que mucha gente me dice que era «buen paisano».

La UME en sus catorce o quince años de historia, ha conseguido, tal como pasa con la Guardia Civil, que cuando nos encontramos en un problema gordo de los de verdad, los de vida o muerte, nos alegremos al verlos tal como si se nos apareciese el ángel de la guarda.

Es curioso que, por esas cosas de la aritmética política, un Gobierno del mismo partido que creó la UME, por su necesidad de pactar con independentistas y comunistas, se vea con las manos atadas para honrar a esos héroes cotidianos y no lograr ver que, en la situación de pandemia por la que atravesamos, la presencia de no solo esta unidad militar sino del Cuerpo Militar de Sanidad, es fundamental.

Sirva esta columna como pequeño homenaje a la UME y como reza su propio escudo, sigan ‘Perseverando para servir’.
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