06/07/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Laactualidad estival está tan perrillera que quería dedicarle el artículo de esta semana a los perros, pero a los buenos. Casi cada verano aparece por alguno de mis pueblos (¡que suerte tener tantos!) un perrilloperdido que merodea durante unos días o unas semanas por las calles y que se va buscando cobijo y algún cachín de pan o de panceta por las puertas de las casas abiertas ypor suerte para ellos, ahora son unas cuantas más que enenero o febrero.

Este año no podía ser menos. La estampa se repetirá en un montón de pueblos. Una pequeña can con collar rosa juega al bote cada noche desde hace unos días con la cuadrilla de niños con rodillas escalabradas que dan vida al verano de Santa Cruz, pone cara de gatito para ver si le tocan los restos de la cena de algún vecino y duerme en la puerta del último chaval que se va a casa por la noche.

En un alarde de originalidad, los niños han decidido llamarla temporalmente ‘Perry’ hasta conocer su verdadero nombre y dicen que se encargarán de cuidarla hasta que aparezca su dueño, que la estará buscando. Ojalá. Seguro. Mientras, que no se preocupe, que está en buenas manos. Unas cuantas pequeñas manos que no dudan que su dueño vendrá a buscarla y mientras tanto se han marcado la responsabilidad de hacerse cargo.

Algunos ponen cara rara si escuchan a alguien decir que la habrán abandonado. Otros han visto ya algún perro solo y nervioso en alguna gasolinera o por la carretera y saben a qué se refieren los mayores. Pero ninguno quiere creerse que alguien haya podido dejar a su suerte a una perrita tan buena y graciosa.A tantos perritos buenos y graciosos. Por qué iba cualquier buena persona a dejar abandona a su mascota. ¿Para irse de vacaciones? No lo entienden. ¿Qué es que no piensa volver nunca? No lo entienden. ¿Y se van de vacaciones tan tranquilos después de haber dejado tirado a uno de los suyos? No lo entienden.

Dicen las cifras que más de 130.000 mascotas son abandonadas cada año por sus dueños, la mayor parte en verano. Según la deducción de los niños, eso querría decir que habría 130.000 malas personas más cada año. Y eso es mucho.¿Cómo vamos a estar rodeados de 130.000 malas personas?

Mientras reflexionan sobre esto, la pandilla, como hará cada pandilla en cada pueblo, sigue custodiando a la simpática perra, esperando a que llegue su dueño, que estará intranquilo, ansioso, triste y preocupado buscándola. Seguro.
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