12/04/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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¡Enhorabuena!, ya estamos oficialmente en tiempo de campaña y entre generales y municipales, continuaremos en periodo electoral hasta dentro de mes y medio aproximadamente. Esa sí que es una dura Cuaresma…

Nos dirigimos a un hecho histórico, una encrucijada en la que tendremos que decidir qué queremos para nuestro país en un momento en el que nos volvemos a enfrentar a los nubarrones negros que se dejan ver nuevamente en la economía, el auge a nivel internacional de los populismos y el cuestionamiento de la integridad nacional por parte de la izquierda y los nacionalistas.

Nunca antes habíamos tenido un abanico tan amplio de partidos políticos con opciones reales por los que decantarnos, por lo que, quedarse en casa no es una opción.

Lamentablemente hablamos de partidos políticos como si se tratasen de clubes de fútbol y nos comportamos, en lugar de como ciudadanos informados, como hinchas de unas siglas. Estás con nosotros o contra nosotros.

Los retos a los que nos vamos a tener que enfrentar, están más allá de posicionamientos ideológicos monolíticos. Mire usted, a mí no me hable de Franco, ni de la República, ni de rojos o azules, ni de las dos Españas, ni de la lucha de clases, ni de la lucha de sexos…

A mí hábleme de bienestar. Pero no del concepto progre del bienestar como una cartilla de servicios pagados con un maná que nadie sabe de dónde sale. Hábleme de lo que realmente produce el bienestar de cualquier persona de bien. El empleo, la seguridad, la libertad, el crecimiento, la familia, la prosperidad individual y colectiva, la economía, la salud, la educación…

Somos un país magnífico, con gente magnífica, pero hay a quienes les gusta tenernos divididos. Mientras haya división, habrá conflicto y lejos de pensar en crecer y volver a ser la potencia política y económica que fuimos, nos entretendremos en medidas cosméticas.

Necesitamos líderes con una determinación sólida y con la suficiente audacia para no aplicar los mismos remedios a los mismos problemas, que miren más allá de sus intereses personales para pensar en qué será de nuestros hijos y nuestros nietos y que estén dispuestos a extirpar los males endémicos de esta España nuestra.

El mundo va muy deprisa y no va a esperar por nosotros, debemos afrontar las reformas que nuestro país lleva necesitando desde hace años, observar a nuestro alrededor, cuestionar todo lo que seguimos haciendo por inercia pero que lastra nuestro progreso, desde nuestro huso horario hasta nuestro modelo productivo, generar valor, no depender tanto del turismo, ser atractivos jurídica e impositivamente, buscar la excelencia desde niños…

Yo creo que merece la pena pensar en el futuro. Pensar más allá de una legislatura.
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