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Pena de cadena trófica

13/09/2021
 Actualizado a 13/09/2021
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La Junta ha decidido tomar cartas en el asunto para poner fin a las excursiones de los osos a los pueblos. La administración autonómica sabe que la vida no es como los dibujos animados y los encuentros entre osos y humanos suelen ser más dramáticos que graciosos, tanto para el plantígrado como para el homínido. Asique nada de inaugurar una era de hermandad entre especies en conflicto durante siglos. Los osos se quedarán en los montes hibernando y asaltando colmenas y no bajarán al camping de Villablino a robar el emparedado a los descuidados turistas, que es lo que aprendimos los de mi generación que hacían los osos, los de Jellystone, porque hace veintipico años todavía no había riesgo por estas latitudes de que el Yogui y el Bubu de turno te robarán el canasto ante la incompetencia del guardabosques. Como mucho los también guardabosques de turno te sacaban una noche a cazar gamusinos.

Es una pena que la Junta sea tan pragmática porque yo esperaba que la evolución del Homo Sapiens llegara algún día a permitir una cohabitación perfectamente normal, sin desgarros ni disparos (creo que me guardo este lema para una futura manifestación) entre todo tipo de especies. Es decir, ser capaces entre todos de normalizar de alguna manera el tema de la cadena trófica y que no fuera todo tan hostil. Aunque igual al resto de grandes mamíferos tampoco les interese, viendo en lo que se han convertido, al pasar de miles de años, los descendientes de aquellos lobos y grandes felinos pioneros en mancomunar servicios con aquellos monos desnudos primos nuestros.

Es una pena, ya les digo, porque hubieran dejado escenas muy bonitas y no habría tantas carreras por una foto o un vídeo. Imagínense, en esta época habría sido precioso levantar la persiana a las seis de la mañana y que los berridos que se escuchaban en la calle fueran de un venado de diez puntas y no de diez venados dando la murga.
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