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Paranoias y espejismos

04/12/2021
 Actualizado a 04/12/2021
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Vivimos una época extraña, en la que realidad y ficción se dan la mano y las noticias caminan por una cuerda floja, haciendo equilibrismo entre lo razonable y lo insólito.

Últimamente hemos oído hablar de apagones generalizados, de escasez de productos, de desabastecimiento a gran escala. Pero a ciencia cierta, nadie sabe muy bien por qué sucede ni si sucederá esta especie de apocalipsis light.

Resulta evidente pensar que el confinamiento y los diversos estados de alarma en muchos países del mundo, derivados del impacto covid, han roto las cadenas de suministros. Se ha producido menos y faltan componentes, elementos, materiales. Por otro lado, estamos ante la mayor crisis energética del siglo. Los recursos naturales no dan abasto, usamos más de lo que la naturaleza genera y puede ofrecernos, más agua, más luz, más alimentos. Y este desequilibrio, en algún momento, explotará ante nuestros ojos como una bomba helada.

Los más temerosos ya han salido a comprar hornillos, conservas y papel a esgalla, así como bombillas, pilas y demás kits de supervivencia por si el caos se instala en nuestras vidas. ¿Se imaginan nuestro mundo sin luz? Yo prefiero no intentarlo, sería una hecatombe. Menos mal que tenemos dos linternas en la cocina.

Las autoridades dicen que España cuenta con suficientes reservas energéticas, que aquí no llegará el apagón de marras, pero ¿quién cree al gobierno a estas alturas? ¿Quién puede ser tan ingenuo ante sus declaraciones y la inflación que las rodea? Lo mismo decían del virus, que no llegaría y mira, ya somos rebaño. A veces tengo la sensación de que cuánta más calma pretenden infundirnos mayor meteorito se avecina. Quien sabe, nada resulta predecible en estos momentos. Como dijo en su día Tom Clancy: «La diferencia entre ficción y realidad es que la ficción ha de tener sentido», pero pase lo que pase, de nada sirve sufrir por adelantado.
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