Pánico

Pedro Serrano
17/12/2019
 Actualizado a 17/12/2019
Eso es lo que se siente cuando estamos, o creemos estar, ante una muerte inminente e inesperada. A finales de octubre, en un vuelo de Caracas a Miami, ante el fallo de un motor del avión, la mayoría de los pasajeros comenzaron a rezar cogidos de las manos; sin embargo, dos de ellos optaron por compartir una botella de whisky para afrontar el mal trago.

Siendo un adolescente y creyente por aquel entonces, convencido de que iba a morir fulminado por un rayo o ahogado por la tormenta desatada, me puse a rezar de forma compulsiva. Pero, ahora que soy un incrédulo, si me viera en semejantes tesituras, seguramente optaría por coger una buena cogorza que me propiciara una feliz transición a la nada.

Entiendo que morir cogidos de la mano y rezando un padre nuestro pueda parecer más decoroso que hacerlo haciendo eses o mascullando una blasfemia, pero, ¡caramba!, a todo reo debería concedérsele alguna pequeña licencia antes de morir.
Lo más leído