Pandemia y metáfora

Bruno Marcos comenta el proyecto 'Archivo covid-19' que reúne diversos materiales generados durante la pandemia del coronavirus y que puede verse actualmente en el Musac

Bruno Marcos
16/07/2021
 Actualizado a 16/07/2021
Archivo Covid-19. Vista de la exposición en Musac 2021.
Archivo Covid-19. Vista de la exposición en Musac 2021.
Señaló Susan Sontag que la tuberculosis fue la enfermedad por excelencia de finales del siglo XIX, una dolencia que aparecía en gran cantidad de obras literarias hasta construirse en torno a ella un halo romántico. Recogió en ‘La enfermedad y sus metáforas’, por ejemplo, una cita en la que se dice que el músico Chopin había sido tuberculoso en un tiempo en el que la salud no estaba de moda, en el que el padecimiento y la tristeza eran sinónimos de riqueza espiritual.

El mal que ha viajado en veloces aviones, hospedado en cuerpos jóvenes como un simple constipado para aniquilar luego a los más débiles; la plaga que colapsó el mundo paralizando la vida colectiva, anulando los acontecimientos y aislándonos; la pandemia del coronavirus, es muy probable que haya sido la enfermedad de nuestro tiempo.

Está por hacer el relato de esta crisis global de la salud. Paradójicamente y por ahora, es una película premonitoria la que más se ha acercado a la narración de los hechos: ‘Contagio’ de Steven Soderbergh, de casi diez años antes. Han proliferado los relatos fragmentarios, películas que reúnen cortometrajes sobre el confinamiento pero, sobre todo, hoy vemos un aluvión de productos que habían quedado pospuestos por la crisis, historias que parecen en el presente un poco fuera de lugar al ver que no podemos retomar con total naturalidad aquellos proyectos, como si nada hubiese pasado.

Durante el confinamiento en el MUSAC se fue haciendo discretamente un trabajo interesante, el ‘Archivo covid-19’, en el que se han ido coleccionando materiales diversos que la situación fue creando: dibujos, carteles, fotografías, ordenanzas, instrucciones, escritos, avisos, señales, mensajes, permisos de movilidad, material sanitario o educativo, pancartas, pequeñas obras de arte… Objetos en su gran mayoría caseros y de nuestra ciudad. Los comisarios, Manuel Olveira y Carmen Tejero, han colocado una selección de estos en el espacio más humilde pero de mayor visibilidad del museo, las vitrinas de la entrada.

Todas estas cosas que la gente produjo espontáneamente tenían una vocación efímera, pero se han conservado y, ahora, reunidas y expuestas componen un políptico que refleja con gran elocuencia y expresividad lo que vivimos: el temor, la inquietud, el dolor, la solidaridad, el ánimo, la desesperación, incluso, la negación de la realidad por parte de algunos.

Es posible que hayamos avanzado un poco en la difícil tarea de espantar a los fantasmas de la superstición que ha asociado a lo largo de la historia enfermedad y castigo. Tal vez podamos ya decir con Susan Sontag que la enfermedad, por misteriosa que sea, no es metáfora de nada.
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