26/05/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Las campañas electorales se parecen al juego de la oca, en primer lugar porque son como los juegos, en los que hasta el final no se sabe quién va a ganar, pero también porque se puede decir: «De campaña en campaña y tiro porque me toca».

Apenas han terminado las elecciones municipales y regionales y ya ha empezado la campaña de las generales. Y así sucesivamente. En cierta manera cada paso que da un gobernante o aspirante casi siempre se hace en clave electoral.

Las elecciones se parecen mucho a las antiguas reválidas, en las que, si no aprobabas, no podías seguir estudiando. Por eso después de unas elecciones todos los candidatos se sienten ganadores, para poder seguir adelante.

En cuanto a los resultados de las elecciones que acaban de celebrarse es evidente que suponen el comienzo de una nueva etapa en que la que el diálogo será más necesario que nunca. El que haya que dialogar o se produzca alternancia en el poder en principio no es malo.

Mientras haya elecciones libres y libertad de expresión y opinión, lo peor que puede pasar es que podamos equivocarnos a la hora de elegir a los que nos gobiernan, pero sabiendo que volveremos a tener la oportunidad de rectificar en su día, no es un gran problema. Lo malo es cuando se pone en peligro la democracia, como sucede en algunos países bananeros, deseosos algunos de ellos de exportarnos esos modelos.

Lo que no ofrece ninguna duda es que cada pueblo, para bien o para mal, tiene los políticos que merece. La clave está en saber con qué criterios hay que votar, si con la cabeza o con el corazón. Ciertamente hay varios tipos de votos: el voto de castigo, el voto del miedo, el voto de la venganza, el voto de la sensatez, el voto útil, el voto meditado, el voto de confianza… En España la política suele parecerse bastante al fútbol. En el fondo lo que importa no es sólo que mi equipo juegue bien o mal, sino ante todo que pierda el contrario, y que juegue mal. De la misma manera, es triste decirlo, son muchos los que prefieren que quienes nos gobiernan fracasen para poder entrar ellos. Nuestro deseo es que quienes gobiernen lo hagan bien.
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