Otra realidad

06/12/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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A lo largo de estos días hemos vivido la gran expectación, o al menos eso han querido que creamos sobre el futuro político de nuestro país con las elecciones andaluzas. Aún recuerdo cuando Podemos llegó al panorama político y consiguió sus primeros representantes, todos temblábamos por que nos iban a quitar el yate, los chalets, el apartamento en la playa y se lo iban a dar a otros. De aquella realidad a lo que realmente fue, nada a lo que se parezca, la extrema izquierda era muy mala, boceaban muchos. Ahora la realidad es otra, la extrema derecha, esa que promulga valores hacia nuestra bandera y quiere recuperar tradiciones muy nuestras. Tanto uno como el otro tienen cosas muy buenas en sus programas electorales, pero siendo realistas, también tienen otros puntos que digamos que no son muy acertados, ahora bien, usted tendrá que decidir cual de las dos realidades es la que quiere que prevalezca en su vida. A mi particularmente me suena todo a división, quieren que nos posicionemos en pro de una verdad absoluta y la batalla está servida por ver quien se convierte en el único mesías. En este país lo que necesitamos es más humildad y menos vanidad, ni que decir del ego que lo envenena todo allá por donde pasa, la nueva peste negra se llama política, dejando un gran tufo en calles y esquinas. Vamos a fingir ideales a pesar que sintamos otros muy diferentes, la hipocresía es lo que tiene y de paso a ver si consigo ser el ombligo del mundo. La historia de nuestro país es muy amplia como para quedarnos estancados en una sola parte como un bucle que parece no acabar nunca, derecha, derecha, izquierda, izquierda, adelante, atrás, un, dos, tres. Al paso podemos sacar una comba dar unos saltitos y de vuelta al aula que nos van a regañar. Fíjense en Francia cuando no les gustan las decisiones de sus políticos, tan europeos que somos para algunas cosas y aquí parece que estamos dormidos. Los ejemplos están para practicarlos o por el contrario tenemos la siempre mágica solución de vivir la realidad que nos impongan a base de 'discursitos' carentes de toda virtud humana, sin actitudes firmes y menos aún sin disposiciones estables. Tendremos que regresar a tiempos de antaño, a lo que a 'Dominus vobiscum', le seguía 'et cum spiritu tuo'. Nos pondremos en manos del Señor y que este se haga cargo de toda situación, ¡venga ya! Vivimos una realidad a falta de realidades y mientras esto siga imperando nada va a cambiar. Así sea pues, In nomine 'Patris, et Filii, et Spiritus Sancti'.

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