¿Y ahora qué?

El pasado domingo, presenciamos una nueva derrota de nuestra Ponferradina. Con esta, ya son trece los partidos perdidos por la Deportiva en lo que va de liga, pero desgraciadamente el análisis no queda sólo ahí. Los sucesos que fueron decantando el marcador del lado albinegro fueron por deméritos nuestros. La solidez defensiva de la que se presumía en las últimas semanas se ha ido diluyendo y, a día de hoy, es otro espejismo. El público disfrutó de su equipo en la, seguramente, mejor media hora de la temporada que ha podido verse en nuestra casa, pero la falta de pólvora arriba mantuvo el balón lejos de las redes defendidas por el portero visitante. El Cartagena, sin necesidad de aproximarse a la portería blanquiazul, se adelanta con un disparo lejano dejando un silencio desolador y poco halagüeño entre los presentes. El equipo se cae anímicamente, y lo vemos en el segundo gol del equipo de Luis Carrión. La poca oposición defensiva hace que, a través de un centro lateral, un balón que no tenía dueño pegue en Alexandru Pascanu y la pelota se cuele desgraciadamente en la portería de Amir.Cuarenta minutos por delante, has asediado al equipo contario sin llegar a generar un gol a tú favor, y te encuentras con dos goles en contra. La decepción y la resignación se apodera del público en general. Pide cambios, movimientos, algo que salga desde el banquillo y que modifique el planteamiento inicial, pero no hay una rápida respuesta, sólo sustituciones de hombre por hombre (algunas de ellas, difíciles de comprender). Con un equipo roto y siendo de esperar, la Deportiva termina encajando el tercero y último gol del encuentro. No voy a cargar toda la responsabilidad de lo sucedido al entrenador porque no sería justo David Gallego se subió a un barco a la deriva con un capitán que ya se había tirado al mar antes de que le hiciesen el motín). Los jugadores tienen su parte de culpa, pero los que están sobre el campo se dejan el alma cada partido y, como aficionado, si ves que al futbolista no le salen las cosas como le gustaría, echarle la bronca al que menos culpa tiene carece de sentido. Hay que animarlos y apoyarlos, todo lo demás es inútil. La planificación deportiva ha sido nefasta, pero eso no es culpa del jugador, hay que estar con él. La actitud final de los capitanes, las palabras de Yuri, las lágrimas de Amo… Quedan doce jornadas por delante, sigamos luchando. Ahora, visitamos un campo complicado como Los Cármenes, pero debemos ir a intentar ganar. Aquí no se rinde nadie.