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Un paso al frente

19/02/2023
 Actualizado a 19/02/2023
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Se acerca la Cuaresma. El próximo 22 –dentro de tres días– será Miércoles de Ceniza. Polvo eres y en polvo te convertirás. Para los católicos tiempo de reflexión. Y para los políticos, sean o no creyentes, también. Hay que tener fe. Mucha fe y probado espíritu de servicio para mover algunas montañas. La misma que debe adornarle a Justo Fernández, el candidato de Ciudadanos a la alcaldía leonesa, para afrontar un reto de tal magnitud cuando soplan vientos huracanados. Fernández, un buen tipo, se va a embarcar en una nave de más que incierto destino y con un oleaje demasiado indómito. Aunque eso sí, ha cogido con firmeza la patata caliente del partido en la provincia –su predecesora, Gemma Villarroel, se da el piro hacia ‘más altas responsabilidades’ en Castilla y León– a sabiendas de que le puede abrasar las palmas de las manos.

Siendo consciente de lo que se juega al aceptar la empresa, su gran baza electoral –que ya la tiene sobre el tapete público de las municipales– es su trayectoria personal y su prestigio profesional. Y los ha puesto, con todos los sacramentos que conlleva la travesía, a disposición integral del partido. Que no al revés. Sin darse coba. Sin ambages. No llega a los comicios locales a servirse, sino a servir, que diría el José María García de sus mejores tiempos.

La verdad es que Justo Fernández siempre ha tenido un buen cartel en el enrevesado mundo de la sociedad leonesa, algo harto complicado en una ciudad donde los dimes y diretes están a la orden del día y las descalificaciones se pergeñan en los mostradores de los bares. Sobre todo en algunos en concreto del centro, donde al calor de la barra se acoda la mal llamada ‘jet’ de la capital, que, en ciertos casos, son personajes que no tienen donde caerse muertos. Pero es la ‘jet’ y sus floripondios inconfesables y postineros.

El asunto, en fin, es fácil de comprender. Abrir candidatura en organizaciones como el PP, PSOE o UPL tiene el mérito justo. Por mal que se dé el conteo en la anochecida del 28 de mayo próximo, un número de actas –de concejales en definitiva– está asegurado. Salvo catástrofe, es lo que se llama el ‘suelo’ de los partidos. Un mínimo que, uno arriba o uno abajo, se garantiza de antemano. Eso no ocurre con Ciudadanos, dividido y (casi) en liquidación, como reconocen la mayoría de sus afiliados de toda índole y estado: ‘penitentes’ y cargos públicos. A mayores y para más inri, se les viene ‘escapando’ gente valiosa –el último ejemplo es la exconsejera de Empleo en la Junta, la leonesa Ana Carlota Amigo– que huye despavorida ante el horizonte que se prevé.

Pero Fernández está dispuesto a mantener el pulso. A dar un paso al frente. A jugársela. Y en su caso es un lujo inequívoco para Ciudadanos.
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