En busca del milagro

En estas dos últimas jornadas, la Ponferradina, que ha jugado contra rivales de su propia liga, ha rendido muy por debajo de lo esperado de un equipo que está luchando por la supervivencia en el fútbol profesional. El miedo se llegó a apoderar del equipo, y es que el mensaje que se trasladaba desde el banquillo ya no estaba llegando al jugador. Esto nos lo confirmó Gallego en su última rueda de prensa, posterior al partido del Leganés, cuando afirmó que la sustitución de Nwakali en el minuto 30 de partido, fue por ‘miedo’ a quedarse con un jugador menos. La situación en la que se encontraba la Deportiva era crítica, en puestos de descenso y con un partido crucial por delante en el que tenía la necesidad de ganar sí o sí. Mientras, la preocupación estuvo en no encajar y no quedarse con diez jugadores sobre el campo, sacrificando a un centrocampista (que no va a jugar el próximo partido por acumulación de tarjetas) y dar entrada a un central reconvertido a pivote. Si el otro día Gallego decía que atacábamos con seis y el gol no llegaba, con este tipo de planteamientos la empresa se presentaría imposible. Las buenas palabras, las buenas intenciones y las porterías a cero ya no valían. La posible destitución del catalán se barruntaba desde hacía casi un mes, un tiempo perdido con el cual se le podía haber dado un empujón al equipo desde fuera con la llegada de un nuevo inquilino en el banquillo. Ahora con la llegada de Juanfran García ya no se busca ese ‘empujón’, se busca un ‘milagro’. El entrenador valenciano llega a El Toralín a siete puntos de la salvación y a falta de siete partidos para la conclusión de la liga. Las cuentas son muy claras, se necesita ganar y para eso tiene que aparecer el gol. Tiene que existir un equipo con hambre, que muerda arriba, busque la meta contraria y sea valiente. No queremos ver más especulaciones, eso es lo que ha demandado el aficionado en las dos últimas jornadas. Es inevitable echar la mirada hacia atrás y recordar el milagro del Lugo en la temporada 19/20. Ese equipo no se achantaba, atacaba e iba ‘a pecho descubierto’ por la victoria. A estas alturas de la película debemos de ser certeros con nuestros disparos y reencontrarnos con la ansiada victoria.