O que llueva, o que pare

31/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Si recorres la provincia podrás recoger una enorme cosecha de ritos, procesiones, danzas, rogativas y todas las variantes que le quieras añadir con sus ritmos, paloteos, bailes, rimas o coplas.

Pedirán al cielo directamente o lo harán a cualquiera de sus habitantes, la Virgen de las Angustias, la del Camino, San Blas, San Froilán o Santa Bárbara... «Y somos tan pobres de natural que nos dirigimos al Cielo para pedirle más trabajo».

Y es que lo más normal es implorar agua para los campos, que no se queden en baldío, por más que la bondad de la respuesta acarree una dosis añadida de trabajo...

Bien es cierto que lo que más importa a las gentes son las danzas, las fiestas, los bailes o las subastas.

De ahí que no importe que un año se le pueda pedir que llueva y el año siguiente se le pueda pedir al mismo intercesor que deje de llover.

No falta un largo rosario de anécdotas vinculadas a estas viejas tradiciones. La más extendida sobre la fe que se le tiene a las peticiones es aquella de la comitiva que en año de tremenda sequía se dirigió al párroco del lugar para que propiciara el diálogo con lo sobrenatural.

– Habría que salir en rogativa para pedir agua.

– Como queráis, pero ya os aviso que de llover no está.
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