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Nuevas expectativas políticas

07/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Las recientes elecciones generales en España han dejado un panorama político que no es sorprendente, pero sí preocupante, por otra parte, nada nuevo en esta tierra llena de avances y retrocesos convulsos.

Los aspirantes al solio monclovita han errado el tiro y, lo que es peor, han dejado huérfana a la hinchada porque el equipo del 155 se quedó en remedo, y de ahí le vienen todos los males, está en cotas de UCD y Alianza Popular, es decir, a punto de ser fagocitado por la socialdemocracia de C’s, que no olvidemos que proviene del PSC de las tierras separatistas, y VOX que apunta maneras al aglutinar mucho voto huérfano y traicionado por las promesas ‘populares’ y la visión roma de Rajoy.

Por lo tanto, lo que viene no es muy alentador para un ingenuo líder popular que ha entrado al trapo de forma irresponsable sin tener un programa convincente, rodeado de un equipo débil y con los resentidos veteranos pululando alrededor.

De todas formas, las derechas, como le gusta argumentar a esa parte del arco político que cree tener la solución a los problemas y que se autodenomina progresista, siempre han caído en la trampa certera que les tienden con problemas que solo se solucionan desde el consenso y el acuerdo, sacando a relucir el franquismo, la ultraderecha, las tumbas y las medio verdades de los tertulianos de turno, sin haberse dado cuenta los altos dirigentes populares de que se debe disponer de una buena red de comunicación que respalde contundentemente los hechos y que responda ante los fabricantes de mentiras que provienen de sectores interesados.

Esa derecha avergonzada de un pasado que ha tenido luces y sombras, no más allá que la izquierda que recrimina y que dispone de un largo catálogo de verdades ocultas porque ya se han encargado de que la información del ciudadano sea lo más leve posible y que estén más atentos a motivos banales de la vida diaria.

El resultado a la vista está y mucho nos tememos que las próximas elecciones autonómicas y municipales corroboren lo que apuntamos porque es grave desorientar a tu electorado cuando se copian los modelos del vecino, se adopta el silencio continuado, el enrocamiento, la cobardía y la pusilanimidad ante hechos tan graves para el futuro de España.

En la otra parte del tablero tenemos a una izquierda cada vez más radicalizada, con un partido socialista que, pese a su triunfo en las eleccione, depende de coaliciones.

El inquilino socialista ya no es un señor que ha llegado de forma sospechosa y eventual. Se trata de una persona que ha obtenido importantes votos sin haber expuesto de forma puntual su programa y que depende de la extrema izquierda y de los separatistas de toda clase y signo.

En los débiles debates que hemos presenciado, dirigidos de forma un tanto extraña en la presentación, moderación y desarrollo, se demostró que lo más importantes es la descalificación personal y que aquellos puntos que interesan al ciudadano se hurtan con el fin de que no se les lea la cartilla cuando llegan al poder.

No decimos nada sobre el ganador o ganadores porque no interesa a nadie, puesto que nada ha tenido que ver con el resultado, sino con el perjuicio que se le hace al expectador cuando comprueban que todo lo que han visto responde a una puesta en escena digna de uno de los programas de TV tan al uso en la actualidad.

Lo que interesa verdaderamente es España y esto precisamente es lo que muchos olvidan cuando prueban las mieles del poder. Se olvidan de todos los valores importantes que representan una patria que los ciudadanos han creado para que las generaciones se pasen el testigo de la convivencia con un mínimo de honestidad y creatividad, para que los aspectos básicos e importantes del país se resuelvan y se pongan los mimbres sólidos del futuro.

Así que ahora sin paliativos ha ganado la izquierda, radical o no, debe demostrar esos conocimientos que no ha sabido mostrar en sus mitines y soflamas y que, ahora, con tiempo y tranquilidad, puede desarrollar al margen de tentaciones extremistas, bolivarianas e inclinaciones independentistas extremas.

Veremos además cómo se cumplen los compromisos con la unión Europea, los índices de paro, la gestión de la recesión económica, la administración de los impuestos que tanto les gusta, el reparto de las subvenciones y toda la demagogia que se gesta ante los grandes problemas que tiene planteada nuestra sociedad y especialmente la europea con la presión de la emigración, los okupas, el feminismo, el maltrato familiar y el gran hito, como tantos otros, no resueltos con sosiego y decisión: la educación y la cultura, asignatura de esta España de nuestros sufrimientos.

Otro día comentaremos algo sobre las fábricas de resultados, de mentiras y de influencia en la toma de decisiones del votante.
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