10/10/2021
 Actualizado a 10/10/2021
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Aprovechando que este año cumplo un número redondo de años, dije en septiembre, voy a ponerme musculín, tableta digna de foto veraniega en Cerdeña o Marbella. Voy a dedicarme a ello, apunté, pero como no soporto los gimnasios porque mi discriminador sentido del olfato insiste en que no ventilan nunca (solo me queda por comprobar el Victoria), tuve que pensar en hacer algo por mi cuenta, ya que lo del entrenador personal está previsto para el futuro boyante. Venía escuchando tiempo hablar de calistenia, crossfit y hit, pero preferí leer un poco, que la gente es muy valiente y la gente siempre miente. No mires a los ojos de la gente.

Fui a la biblioteca (institución tan vigente como el libro de papel, útil no solo en tardes sin redes como la del lunes) y saqué un libro sobre musculación sin aparatos. Parecía suficiente y adecuado para aprender algunos ejercicios nuevos más allá de flexiones y abdominales. Lo justo para estar un poco más en forma, para tener un poco más de fuerza, lo que, según la ciencia del deporte vigente, es muy necesario, y saludable seguro. Y para los que no leen, que vean la última entrevista a Quim Gutiérrez en el Hormiguero diciendo que él se mata para sentirse mejor y llegar a mayor en condiciones de autonomía física plena. Añadamos: no solo para que le den la portada del Men’s Health (y ten cuidado Quim que mi colega Cou te quita cualquier día la siguiente portada, así de alto está el nivel).

Miosis activa y vespertina, metabolismo basal y azucares libres, fibras varias, fibras naturales, seda y algodón. Ejercicio con autocargas, entrenamiento con el propio peso, isométricos y variaciones con una sola pierna o brazo, nada de aparatos ni herramientas. Si hubiese querido tirar de mancuernas les hubiese preguntado a mis primos mellizos, croissant pionero en romper fibras, estilo el Muscle Beach de Venice él; más de mi línea corporal ella, tipo fino, pero como una roca.

Lo cierto es que tres semanas después de todo lo anterior me desapareció el ímpetu por la lectura musculativa de cuello para abajo porque cayó en mis manos ‘Revancha’ (la última novela de Kiko Amat, dedicada de puño y letra por el fenómeno) y con sus personajes hipermusculados me fatigué de tanto reírme (por no llorar). Iré a la biblioteca a dejar el libro de musculateo de trenes inferior y superior, y de paso sacar otro de Kiko Amat que me fortalezca la corteza cerebral. Por ejemplo una selección de artículos, a ver qué aprendo. Lo importante es muscularse.
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