02/02/2021
 Actualizado a 02/02/2021
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Mottainai’, curiosa palabra que parece haberse asentado y obsesiona en Japón en eso del reciclaje, que el pasado domingo me vino a la cabeza, al ver ciertas fotografías de varios contenedores de nuestra ciudad que circulaban por las redes en denuncia del uso que a los mismos se les da.

Frente al ‘Mottainai’, concepto filosófico en el que se basa conciencia japonesa de las 4R: «Reducir, Reutilizar, Reciclar, Respetar», aquí, no cabe duda, que aún pesan mucho el, «Imposible!, no tengo sitio para tantos cubos», o «yo no separo…, total luego lo mezclan todo».

Si bien es cierto que nuestra conciencia social y nuestros hábitos han ido modificándose en los últimos años en todo aquello que tiene que ver con la protección del medio ambiente, aún hay personas escépticas en torno a lo que conlleva la acción de reciclar y los beneficios de ello. Quizá ese escepticismo venga no tanto por la acción en sí misma del reciclado, sino por la gestión o transparencia de la gestión que probablemente se hace a posteriori de la acción individual de separar los residuos y que, con el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados en el que se trabaja desde el gobierno, parece que no va a contar con la transparencia que se demanda desde colectivos ecologistas y expertos ambientólogos.

Al margen de ello, no hay que perder de vista que el fomento y la acción de reciclar, va más allá de una moda transitoria más o menos Eco, pues no puede olvidarse que nuestra Constitución recogió ya hace más de cuarenta años, el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado dentro de su articulado. Y por mucho que les pese a los escépticos, en algo habrá de redundar el que desde casa se sea responsable en el modo de depositar los residuos, al fin y al cabo, sólo se nos pide distinguir tres colores, a la hora de dejar adecuadamente la basura. Tarea que dicho así, no parece ser tan complicada y que pese a ello, en muchos casos se articula como un arcoris al momento de depositar la inmundicia, sin discriminación alguna.

Para aquellos que padecen de un inquietante daltonismo, no tanto por merma de la capacidad visual, sino derivado de la irresponsable acción en el separar residuos, ojo! Nunca mejor dicho…, porque, aunque se piense que las consecuencias económicas de depositar incorrectamente la basura es cosa de otros países, en España también existen.

En Europa la separación y reciclaje de residuos forma parte de un objetivo global de protección del medio ambiente y de la salud humana. La Unión Europea se ha marcado como objetivo para reducir la contaminación ambiental el frenar la generación y vertido de residuos, así como favorecer el reciclaje y para ello la Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre residuos, recoge las directrices generales. En España, las competencias en materia de medio ambiente, se reparten entre el Estado, encargado de la legislación básica y las Comunidades que determinan su desarrollo, pero ahí no acaba la cosa. También los Ayuntamientos tienen competencia en la gestión de los residuos y, siendo mayores de 5.000 habitantes, además tienen encomendado el tratamiento, conforme a la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local. Así, precisamente en las Ordenanzas Municipales, es donde se detallan minuciosamente las obligaciones que han de tenerse en cuenta en nuestro día a día, a la hora de deshacernos de los residuos domésticos, así como las sanciones en caso de su incumplimiento.

El propio Ayuntamiento de León cuenta con una ordenanza al respecto, así que, cuídense bien esos principios daltónicos, no vaya a ser que puedan rascarle el bolsillo so pena de sanción pecuniaria por abandonar cualquier tipo de residuo fuera de los recipientes colocados por el Ayuntamiento en la vía pública para su recogida, no depositar los residuos orgánicos en recipientes adecuados, depositar dentro de los contenedores en la para la recogida selectiva de residuos cualquier tipo de residuo diferente al que corresponda, o de depositar los residuos sin efectuar la separación de fracciones de recogida selectiva, entre otras acciones específicas reguladas en nuestro municipio.

Grávense, azul, amarillo, verde y gris, pues en no pocos municipios se ha comenzado ya a realizar una revisión de las basuras del ciudadano y no precisamente con el fin de buscar el rubor a través de nuestra intimidad residual.., sino una vez más, con ese afán recaudatorio administrativo que, por otro lado, puede ser el único que nos haga reaccionar y hacernos aplicar ese ‘palabro’ japonés del ‘Mottainai’.
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