Mónica Jorquera: "Lo que hago al exponer es compartir mis inquietudes"

La artista leonesa expone su estudio del espacio-tiempo en una sala para artistas emergentes situada en una isla del río Tormes

Vicente García
05/05/2021
 Actualizado a 05/05/2021
La artista leonesa Mónica Jorquera en la Sala de exposiciones Miguel Delibes de la Isla del Soto en la provincia de Salamanca. | VICENTE GARCÍA
La artista leonesa Mónica Jorquera en la Sala de exposiciones Miguel Delibes de la Isla del Soto en la provincia de Salamanca. | VICENTE GARCÍA
Mónica Jorquera es una artista muy conocida en la ciudad de León por su constante trabajo en diferentes campos culturales relacionados con las artes visuales y la música. En el año 2014 expuso su primera individual, ‘Retratos de familia’, en el Palacio de Don Gutierre y en 2017 en la galería Ármaga ‘Trazos de memoria’, uniendo en ambas grabado y cerámica con la figura humana como base de sus piezas y una ironía y un humor singulares.

Ahora ha sido invitada a inaugurar un ciclo de exposiciones para artistas emergentes en la sala Miguel Delibes, perteneciente al Ayuntamiento de Santa Marta de Tormes y situada en el paraje natural de la Isla del Soto, una isla entre sus dos orillas frente a la ciudad. Mónica destaca la labor de su alcalde, David Mingo, quien a través de este ayuntamiento y junto con Pepe Fuentes desde el Instituto de Investigación en Arte y Tecnología de la Animación de la Universidad de Salamanca han hecho esta apuesta por la cultura.

La exposición, comisariada por Úrsula Martín, quién está a cargo del espacio, se compone de una serie de grabados en pulpa de papel donde la artista interviene los gofrados con diferentes elementos como hilos o malla metálica. Presentada como un viaje alrededor del concepto planteado por Einstein, el cielo del hemisferio norte aparece representado a modo de mapa, en el que por medio de hilos va creando sus propias constelaciones personales en relación a elementos que han marcado su vida. La cotidianeidad se presenta en una instalación que rompe formalmente con los monotipos de papel y en la que llena varias fundas de plástico con la arena que una clepsidra dejaría pasar mientras se realiza una acción determinada, la cual está etiquetada en cada una de esas bolsas: lo que tarda en peinarse, el tiempo en consumirse una cerilla, el que ocupa en su mente el recuerdo del tabaco…

Para este trabajo es importante constatar que a partir de su estancia en Sarajevo en 2018, una ciudad en la que las huellas de la guerra perviven, ha sufrido una transformación radical, impidiéndole durante un tiempo crear obra nueva, como ella misma explica: «Me interesaba investigar cómo eran las relaciones sociales tras un conflicto como el que sucedió allí, y la convivencia que han tenido que llevar en algunas zonas. Contrario a lo que pensaba, la realidad me causó tal impacto que fui incapaz de producir nada en ese periodo, de hecho fui incapaz hasta bastante tiempo después».

Al tratar de retomar su trabajo en línea con la obra anterior, el impacto producido a su paso por Bosnia-Herzegovina afectó su forma de crear y lo que era una obra colorista, centrada en la infancia y la Naturaleza tuvo una acusada transformación. Ella lo explica así: «si lo comparas con mis anteriores trabajos se ve un cambio drástico en cuanto a la manera de distanciarse de la obra, esto se hace visible en la imposibilidad de la figuración o el uso de colores fríos y el recurrente empleo de la cuadrícula. La instalación que domina la sala, creada recientemente, vuelve a reconquistar cierta intimidad ausente en otras piezas».Cuenta cómo comenzó a elaborar la exposición: «En 2017 asistí a un curso de fotoxilografía sobre pulpa de papel con Pepe Fuentes. De ahí salió una matriz que no pude estampar hasta meses más tarde y la cual ha dado lugar a una serie de monotipos en los que se repite la figura del pez-barco. A estas piezas les atribuyo diferentes connotaciones que me han permitido ir jugando desde entonces. En ‘Trazos de memoria’ la figura me acercaba al río del pueblo que nunca tuve. Para ‘Estudio del espacio tiempo’ el monotipo se convierte en una nave que se lanza a surcar la bóveda celeste en busca de respuestas».Mónica Jorquera busca la complicidad del espectador y que hagan suyas las ideas que propone y lo explica así: «Lo que yo hago al exponer es compartir mis inquietudes. Una vez que la obra es mostrada, me encantaría que de alguna manera el espectador la conquiste y dé forma a su propio viaje, que puede acercarse al mío o ser completamente diferente, y ambas reacciones me parecen maravillosas. No obstante, me encantaría ver cómo la gente busca sus propias constelaciones o se pregunta cuánta arena tendrían las bolsas si fueran suyas o qué les gustaría pesar».

En cuanto a sus proyectos, se encuentra inmersa en bastantes, unos en un futuro muy próximo y otros a largo plazo. En estos momentos tiene obra expuesta en el IlC por las recientes adquisiciones de la institución. El 15 de mayo se estrena ‘Open Studio Salamanca’, una iniciativa salmantina con la que participa gracias a la Galería y Estudio Oralabora. Por otro lado, este año una de sus ediciones formará parte de la carpeta Amalgama Gráfica Contemporánea y está pendiente de otra colaboración entre el Taller Alfara Studio (Salamanca) y la estampería Quiteña (Quito) que se ha quedado suspendida por la pandemia. Además, ha empezado a trabajar en su próxima individual de la Galería Ármaga.

‘Estudio del espacio-tiempo’ es un trabajo que puede contemplarse en la Isla del Soto hasta el próximo 13 de junio en un paraje extraordinario situado en el río Tormes, donde pasean los habitantes de esa ciudad en un entorno natural con muestras artísticas variadas.
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