Momento amargo en la remolacha

El precio del azúcar en los mercados, las restricciones en los tratamientos fitosanitarios o el futuro de las ayudas siembran dudas en la rentabilidad del cultivo

D.L.M.
11/10/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Recolección de remolacha durante la pasada campaña en una finca de la vega del Órbigo. | MAURICIO PEÑA
Recolección de remolacha durante la pasada campaña en una finca de la vega del Órbigo. | MAURICIO PEÑA
El cultivo de remolacha tiene por delante importantes retos que han surgido en los últimos meses, después de un tiempo de estabilidad para los remolacheros. A los problemas derivados de las climatología adversa se han unido otros relacionados con los mercados y la normativa que dejan al cultivo de la raíz en un momento amargo, en el que las preguntas parecen superar a las certidumbres.

La superficie cultivada en la provincia para la presente campaña ha retrocedido casi un 6% y se ha situado por debajo de las 6.000 hectáreas, cuando unos años atrás se apostaba por llegar a las 10.000 hectáreas aprovechando los nuevos regadíos de los Payuelos y la generalización de los sistemas modernizados de riego que permiten reducir costes. Sin embargo, los problemas derivados de las precipitaciones a destiempo, para las siembras en primaveras y para la recolección en otoño, han provocado importantes contratiempos a los remolacheros que han visto mermar las producciones, cuando no perderse en el campo sin poder ser cosechadas –aunque estos caso han sido puntuales–. Además, la experiencia de la división de la campaña anterior en dos partes no fue positiva, pese a que en un principio había sido consensuada por Azucarera y las Organizaciones Profesionales Agrarias (OPA) de la provincia.

Las OPA no están por la labor de revisar los acuerdos e insisten en que son las ayudas las que hacen atractivo el cultivo En este sentido, las relaciones entre la industria y los representantes de los productores tampoco son óptimas, como se ha podido comprobar en diversas polémicas como la que afecta a la sociedad Agroteo, a través de la cual la industria busca estar más cerca de los remolacheros con condiciones ventajosas. La falta de confianza en Azucarera ha llevado a que alrededor de un 20% de la producción de raíz que no controla La Bañeza se destine a la Cooperativa Acor, que comenzará la campaña de recogida el próximo día 22 de este mes.

A los desafíos internos se suman los externos como el fin del sistema de cuotas, el desplome de los precios del azúcar en el mercado europeo o las restricciones en la aplicación de fitosanitarios que complica y encarece los tratamientos. En este contexto, ante la posible caída de la rentabilidad desde la industria se ha hablado de revisar el Acuerdo Marco Interprofesional (AMI), que rige hasta el 2020. Sin embargo, las OPA no están por la labor de revisar los acuerdos e insisten en que son las ayudas las que hacen atractivo el cultivo. Precisamente, con el final de los compromisos en Castilla y León del Programa de Desarrollo Rural (PDR) para la remolacha, se teme que haya un abandono importante de la misma.

Por último, los anuncios de posibles impuestos al azúcar desde el anterior Gobierno también contribuyeron a desestabilizar a un sector que en el corto plazo no apunta a un dulce futuro.
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