Mi idolatrado Sasi

14/04/2020
 Actualizado a 14/04/2020
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Mi idolatrado Sasi, el inventor manco de todo lo que usted pueda necesitar (desde un dispositivo para disparar un inhalador a un ascensor), estará de luto en su confinamiento de Mondreganes, su tierra, aunque no le podrán retener la enorme imaginación que guarda bajo su gorra y estos días seguirá alimentando para poder decir esa frase tan suya cuando le pides algo que parece un imposible:«Eso lo hago yo con la gorra».

Y no lo hace con la gorra, pero sí con el brazo que le queda... y la cabeza.

Decía que estará de luto. Lo está cada vez que cierra una vieja ferretería, una cuchillería, una fragua... allí donde hay un artesano un tendero con el que puede hablar de igual a igual y pedirle la pieza exacta que necesita. O el material para fabricarla, que es lo que más le gusta. Por eso no soporta ir a esas grandes superficies donde le dicen «los tornillos allí, las arandelas en esa estantería, las abrazaderas...», él quiere hablar, contar lo que inventa y llevar lo que necesita. «Pero resulta que el que te atiende la semana pasada estaba vendiendo colchones».

Estará de luto porque ha bajado la trapa después de tres generaciones de dueños la Cuchillería Fermiñán, uno de esos lugares en los que entendían a Sasi, le escuchaban y tenían una solución, que siempre la hay.

Y donde podías ver un cajón de llaves que parecen desordenadas, pero...
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