05/11/2021
 Actualizado a 05/11/2021
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Abro un conocido periódico generalista nacional y encuentro en la misma columna dos noticias que van a impactar y decidir nuestra nueva manera de comportarnos. Serán las responsables del nuevo paradigma que se implantará en nuestras vidas de un modo que aún no somos capaces de atisbar: el gran apagón que nos acecha por falta de electricidad y el Metaverso de Mark Zuckerberg. Curiosamente las dos noticias son antagonistas en sus términos y conclusiones pero ambas, sin ningún género de duda, van a imponerse en nuestras vidas decidiendo el cómo y la forma en la que vamos a vivir a partir de ahora. Zuckerberg quiere que, a través de unas gafas de realidad virtual, nos relacionemos entre nosotros, trabajemos, compremos o incluso comamos en su universo artificial. El empresario ha apostado por llevar el ciberespacio al siguiente nivel y, con él, nuestra vida. Por otro lado, el mundo vive aterrorizado por un más que probable apagón planetario que nos dejará sin electricidad y, en consecuencia, sin Zuckerberg y su nuevo arquetipo social. Viviremos de una manera que, paradójicamente, tampoco imaginábamos.

Hace apenas unas semanas un solo ‘off’ de las redes sociales Whatsapp, Facebook e Instagram, la Santa Trinidad gobernada por Zuckerberg, supuso picos de ansiedad para muchas personas que basan su vida en los likes y la ruina para muchas empresas que perdieron millones de euros en horas. Los paradigmas a los que se enfrenta la sociedad actual son probablemente de los más grandes que han existido en la historia: ¿Qué pasará cuando el mundo se convierta de un segundo para otro en otro universo debido a la falta de electricidad? o ¿cómo podrás explicar a tu hijo la vida física si puede ponerse unas gafas de realidad virtual, convertirse en un avatar y vivir todo aquello que no puede hacer en la vida real? De lo que estoy segura es que, ya sea para los que quieran vivir la vida fuera de lo virtual después de que Meta haya interferido completamente en nuestras vidas o si sucediese un apagón eléctrico, ahí, otra vez, volveremos a acordarnos de lo rural y los pueblos porque «ahí seguro que se vive mejor». Pues sí, sin embargo para muchos es un universo paralelo del que solo se acuerdan cuando el sistema se tambalea en lugar de introducir el medio rural como la locomotora central de dicho sistema. Eso también sería un cambio de paradigma. Pero para mejor.
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