Mendaña, el leonés que dibujaba con la máquina de escribir

Mendaña, funcionario del Ayuntamiento, era un verdadero maestro en un arte tan difícil como poco practicado, realizar dibujos con la máquina de escribir, con los que lograba una calidad increíble. Su aparición en el No-Do catapultó la fama también en su tierra, aunque en León ya había realizado un buen número de exposiciones con sus trabajos

Fulgencio Fernández
21/02/2021
 Actualizado a 21/02/2021
Guillermo Mendaña ante su Hispano Olivetti para escribir... y pintar. | M. MARCOS
Guillermo Mendaña ante su Hispano Olivetti para escribir... y pintar. | M. MARCOS
Cuando el leonés Guillermo Mendaña saltó a las imágenes de aquel No-Do que todos los españoles que acudieran al cine debían ver sí o sí antes de comenzar la película «su prestigio» como dibujante con la máquina de escribir creció como la espuma, incluso en su tierra, León, donde es cierto que ya había realizado un buen número de exposiciones... pero su salto a la gran pantalla y, además, recibió un buen número de felicitaciones de todo el país, telegramas y gentes que se interesaban por los retratos que aparecían en el reportaje o hablaban de ellos, que iban desde el Papa Juan XXIII el príncipe Rainiero de Mónaco o diversos monumentos.

Y entre todas estas obras se coló en aquel viejo No-Do otra imagen que en el resto de España podía parecer un lugareño con boina pero los leoneses descubrieron a un personaje muy conocido en la ciudad, el popular Lamparilla, Carmelo Hernández Moros, autor entre otros recordados trabajos de la famosa ‘Guía cómica de León’, junto a su compañero Bujía, Ángel Suárez Ema. Una ingeniosa guía creada, decían ellos, con el único afán de entretener y en la que hasta los anuncios tenían «su punto». Y era verdad.
Pero no os ocupa hoy la guía sino la figura de Guillermo Mendaña Olivera, funcionario del Ayuntamiento de León, pero también otras muchas cosas más, entre ellas una muy importante para su trabajo de funcionario pues había sido Campeón Provincial de Mecanografía, con una marca de 425 pulsaciones al minuto.

A raíz de una exposición en Madrid en el año 1959 y su aparición en el No-Do su figura se hizo bastante popular y protagonizó uno de los reportajes de uno de los periodistas más conocidos de la época, Tico Medina, quien definía la figura del leonés como «de estatura media, sonriente, con bigote, gafas, amor y modestia» y aseguraba después de explicar que hacía los dibujos con la técnica de la dactilografía que el leonés era «el artista más singular del mundo».

Parece que en lo de estatura media Tico Medina había sido un poco generoso pues el propio Guillermo Mendaña explicaba en un catalogo de una de sus exposiciones —que conservaba su amigo el periodista Joaquín Nieves— que «estaba haciendo la mili en el Ferrol y me mandaron para oficinas pues con mi 1,54 metros de estatura no daba la talla mínima exigida para ir al frente. Y allí fue donde comencé a practicar esta técnica para hacer retratos y dibujos ». Era el año 1938, estaba en la mili, en el Ferrol (que después sería del Caudillo y ahora ya no) con lo que se entiende que aquel primer retrato fue precisamente de Franco. Y el siguiente el escudo de Artillería, que era el cuerpo al que pertenecía el soldado leonés, nacido en la capital en el año 1919.

Esta técnica de realizar retratos y dibujos, realmente complicada, la iba perfeccionando Mendaña en lo que podía pues el trabajo lo realizaba utilizando solo cuatro teclas, cuatro letras de su Hispano Olivetti. «Todo hay que hacerlo, al menos yo, utilizando el guion, el punto, la o y la x; y distintas tonalidades de la tinta», explicaba este funcionario que reconocía que resultaba muy difícil y hasta cansado, por lo que con solo cincuenta años —después de su etapa dorada— abandonó la dactilografía pero contaba con orgullo lo que de él había escrito Tico Medina.
Guillermo Mendaña falleció el día 10 de septiembre de 2007 y con él murió el arte de la dactilografía.
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