Memorias de un expatriado

Marceliano Miguélez Castrillo es uno de esos leoneses lanzados al mundo desde niño, a estudiar, a trabajar, a luchar. Ahora, ya jubilado, el de Santibáñez de la Isla cuenta su intensa peripecia vital de un expatriado

Fulgencio Fernández
13/08/2020
 Actualizado a 13/08/2020
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Santibáñez de la Isla, su pueblo, está en el origen y en los regresos de Marceliano Miguélez, Nano. Nació en este pueblo de la vega del Tuerto en 1952 y, como tantos de su generación, fue un expatriado -es su palabra— para buscarse la vida. Ha regresado nuevamente y en este año de fenómenos extraños él lo hace con un libro bajo el brazo, el de su vida, y el sábado se lo presenta a sus vecinos, muchos de los cuales aparecen en la obra, en el campo de fútbol del pueblo. No está novelado, «es autobiografía pura, hasta el punto que mi primera idea fue titular ‘Memorias corrientes deun ciudadano corriente’, pero el editor prefirió la opción de ‘Las azarosas memorias de un expatriado en tierra propia’, que también explica muy bien su contenido».

- ¿Porqué expatriado?
- Es lo que somos, no solo yo, muchos de mi generación que nos fuimos de niños a estudiar, a Madrid, a Cataluña en mi caso y después nuestra vida ya se desarrolló por esas tierras lejanas a nuestro pueblo, a nuestra infancia, a nuestra familia... Por más que volvamos».

Miguélez recuerda cómo estudió primero en La Salle de Premiá de Mar el bachillerato, después Magisterio, Psicología, casi siempre en aquella Barcelona «de los movimientos sociales y políticos, de lucha, una tierra integradora. Te cuento una historia que resume la época y cómo la vivíamos, había un grupo que nos juntábamos en la Fuente de Canaletas para hablar de fútbol... pero no hablábamos de fútbol, aunque había dos que eran futboleros, y podíamos discutirdel Libro rojo, de Mao. Pero por allí andaban personajes tan interesantes como un limpiabotas de Tábara, el pueblo de León Felipe, que era un verdadero genio o quien llevaba la voz cantante en el grupo, Antonio Gómez, un hombre cultísimo, que fue capitán del Ejército de la República y había luchado en la Columna Durruti en Aragón, un tipo interesantísimo, hablaba un catalán perfecto... En fin, un grupo tan heterogéneo como singular».

- ¿Militó en algún partido?
- No llegué a militar, no soy hombre de partido, pero colaboré mucho con el PSUC, muy implicado con ellos. Fuia Madrid a manifestarme por la muerte de Puig Antich, con el grupo de Magisterio fuimos a ver a su familia y llevarles una carta.

A la hora de analizar la situación que se vive en la actualidad en esa Cataluña que él vivió y disfrutó es contundente:«La verdad, no tengo palabras, me quedo sin ellas. Entiendo que si hay cosas que cambiar se cambian, pues claro, pero ese intento de desmemoriarnos, hacernos creer a la gente que trajo la Constitución y los que la disfrutamos que aquello no existió es una locura. Cuando yo regreso al pueblo les digo a mis paisanos, gente mayor, ¡qué bien nos sentó la Constitución a nosotros y qué bien le sentamos nosotros a la Constitución!».

- ¿Hasta dónde va a llegar esta situación en Cataluña?
- Nos han puesto casi al borde de la guerra civil, pero no te preocupes no llegará pues ellos mismos cuando vean que corren peligro sus palacios serranos les dirán a sus huestes que ‘hay que volver a casa’, no van a poner en, peligro sus privilegios, sus palacios.

Y frente a esta complicada situación en Cataluña está el oasis de su pueblo, Santibáñez de la Isla. «El pueblo siempre ha sido un referente en mi vida, siempre regreso y siempre meimplico. Con otra gente del pueblo pusimos en marcha hace muchos años una asociación cultural y deportiva yo creo que modélica, que aún sigue funcionando y bien. Por esos es un placer regresar, charlar, recordar...».

- Pero es un expatriado.
- Lo soy, de ahí el título del libro que publico. Yo soy un hombre con tres patrias, Santibáñez la primera, por supuesto;también la Cataluña de la que hemos hablado y Viena, la tierra de mi mujer, a la que vamos con mucha frecuencia y que no descarto pasar en ella ahora una temporada larga pues mis suegros ya son ancianos y mi mujer es hija única. Patrias en las que me siento querido pero no soy de ninguna.

- ¿Y cómo encuentra Santibáñez como parte de eso que han dado en llamar la España Vaciada u olvidada, despreciada...?
- Voy a ser optimista. Si hay un pueblo que va a ser de los últimos en vaciarse va a ser Santibáñez de la Isla, se hizo una labor en tiempos y hay chavales que vienen cogiendo el testigo, se va asentando gente. Hay que hacer pueblos atractivos porque la pandemia nos ha demostrado que es necesario compensar las poblaciones urbanas y el mundo rural.
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