"Me llegué a obsesionar con el personaje de Eva Perón"

Ángeles Blanco participó este jueves en la mesa de debate organizada por la Fundación MonteLeón sobre profesionales de la comunicación que han decidido dar el salto a la literatura

Joaquín Revuelta
06/09/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Un momento de la mesa de debate celebrada este jueves en el Palacio del Conde Luna. | SAÚL ARÉN
Un momento de la mesa de debate celebrada este jueves en el Palacio del Conde Luna. | SAÚL ARÉN
La periodista y escritora Ángeles Blanco intervino este jueves en la mesa de debate ‘Periodismo y literatura. Salto mortal sin red’ que, organizada por la Fundación MonteLeón, reunió en el Palacio del Conde Luna junto a la presentadora de los informativos de Tele 5 del fin de semana a tres acreditados periodistas que han desempeñado su actividad profesional en medios locales y que también han dado el gran salto a la ficción literaria, como Eduardo Aguirre, Eloísa Otero y Fulgencio Fernández, siendo igualmente el caso de Ángeles Blanco, quien recientemente ha publicado en la editorial Esfera de los Libros la novela histórica ‘Los dos viajes de Evita’, en la que revela los dos viajes a España que realizó en vida y en muerte la que fuera mujer del general Juan Domingo Perón, presidente argentino desde 1946 hasta 1955.

Ángeles Blanco ha tenido ocasión de visitar León varias veces y recuerda el viaje que junto a su marido, el también periodista Vicente Vallés, realizó el día de Navidad. «Pasamos aquí un par de días», recuerda la periodista, que desde entonces no ha perdido ocasión de reencontrarse con una ciudad que califica de «bonita, cómoda para vivir y que cuenta además con mucha vida cultural». En esta ocasión ha sido invitada por la Fundación MonteLeón para participar en una mesa de debate sobre periodismo y literatura cuyo título reza ‘Un salto mortal sin red’. Preguntada si lo cree así o en realidad el salto a la literatura es una consecuencia lógica de la profesión periodística, la periodista y escritora pacense considera que ambas apreciaciones no son incompatibles. «La historia está llena de literatos que eran periodistas. Si hemos decidido dedicarnos a esta profesión es porque cierto amor por las letras tenemos. El hecho de que nos guste escribir –por eso somos periodistas– nos lleva de una forma natural a querer escribir algo más, a tener esa válvula de escape para hablar de todas esas cosas que a lo mejor no puedes contar porque la temática no viene a cuento, por extensión o porque te apetece imaginar y en el periodismo imaginar es algo que dejas para otro momento», sostiene Blanco, que sin embargo defiende el título de la mesa de debate porque «es curioso el vértigo que sentimos los periodistas cuando de repente decidimos enfrentarnos al papel en blanco no para escribir un artículo o redactar una noticia sino para escribir un libro», asegura. Prueba de ello es que una editorial la ha convencido para escribir un nuevo libro y reconoce Ángeles Blanco que cuando salió de la sala de reuniones tenía la cara desencajada ante la perplejidad del editor. «Escribir un libro es mucha tela, da muchísimo respeto y en mi caso lo comparo con una herencia. Un libro queda ahí para siempre, para lo bueno y para lo malo», espeta la periodista, a quien la novela histórica le infunde «muchísimo respeto» y más cuando se trataba de un personaje como Eva Perón, «que no me provocaba vértigo sino verdadero pánico. Recuerdo que después de proponérselo a la editorial me metí en el coche y me puse a llorar preguntándome cómo iba a afrontar un personaje con tantas aristas».

Muchas lecturas y dos años de documentación han dado como resultado una novela en la que la muerte de Eva Perón cobra si cabe mayor protagonismo que su vida. «Cuando me puse a escribir pensaba que muchas de las cosas que relataba en el libro ya eran conocidas por los lectores, sin embargo pude comprobar que no era cierto», confiesa Ángeles Blanco, cuya primera impresión del personaje histórico fue de rechazo, si bien a medida que iba profundizando en él esa animadversión inicial se fue convirtiendo en empatía. «Reconozco que al principio no la podía soportar. Me parecía una persona maleducada, prepotente, siempre estaba por encima del bien y del mal, populista en el sentido de decir una cosa y hacer la contraria, pero conforme fui dándole forma al libro y sobre todo cuando me enfrenté a la muerte de ella, que fue tan dura, al final sentí una empatía hacia el personaje muy grande. Si esa mujer hizo algo malo en vida –que cada uno valore lo que quiera–, pienso que lo pagó con creces en la muerte. Nadie se merece lo que le pasó a ella. Me llegué a obsesionar con el personaje. Puede sonar algo extraño, pero Eva Perón ya forma parte de mi vida», concluye Blanco.
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