23/11/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Este que dice que se encuentran dos amigas después de mucho tiempo sin verse. Se saludan y van a tomar un café. «¿Qué tal tú matrimonio?» «Bien, aunque creo que después de tantos años hemos perdido la chispa». «¿Se la chupas?», inquiere la amiga. «¿Estás tonta? ¿Qué pensaría sor María Eufemia si se enterara?». «Pues chica, o se lo haces tú o se lo hace otra». «Pero es que no sé». «Es bien fácil. Metes el instrumento en la boca y dices un rato ¡Fuengirolalalalalalala! Y ya está»; «bueno, probaré». A los quince días se encuentran. «¿Qué tal te fue?» «Fatal, fatal, ¡para qué te haría caso!». «¿Qué pasó?». «Nada hija, qué soy muy mala en geografía, y cuando metí la cosa en la boca, no me acordaba de la playa que me dijiste e improvisé: comencé a decir Matalascañasñasñasñasñas un rato y lleva una semana en el hospital, el pobre».

Creo que esto es lo que pasa en este país: que somos muy malos en geografía. Se oye tanto hablar del País Vasco, del País Valenciano, del País catalán, de los países andaluces, que nos estamos haciendo la cosa un lío y así nos va.

Y luego está lo del sentido del humor...; había desaparecido, mayormente por culpa de las redes sociales, en las que cualquier aprendiz de Gila, (¡maestro, maestro!), puede dejar escritas las mayores sandeces en trescientos caracteres que no suelen tener maldita la gracia. Menos mal que en el mes más antipático del año, este noviembre que estamos pasando, gracias sobre todo a los ‘independentistas y de las jons’, hemos vuelto a esbozar una sonrisa inteligente que, en algunos casos, se volvió carcajada irreverente y transgresora. Todo empezó cuando doña Forcadell declaró ante el juez que «todo había sido una broma, que la independencia se había declarado de mentirijillas, que lo que ocurre es que no entendemos el humor catalán, que ya le pasaba al pobre Eugenio, que en paz descanse, que no le reíamos los chistes». Como supondréis, la carcajada fue unánime y general. Eso había pasado, ¡jo!, y nosotros sin enterarnos;, mesetarios, que somos mesetarios hasta en el humor. Y luego llegó Rufián con las esposas al Congreso...; lo bueno de Rufián no es lo que dice, sino las caras que pone cuando lo dice. Tengo grabada en la mollera, (espero que por poco tiempo), su imagen y es tronchante. Las esposas en su dedo índice, moviéndose éste como un péndulo, y él diciendo a don M Rajoy que más pronto que tarde se las pondrían los de la UCO. Todo ello con una cara llena de odio, de rencor, de asco, lanzando flechas envenenadas con los ojos... No tengo claro si daba miedo, como pretendía, o risa. Sí, daba risa, sin duda. Aunque no quiero imaginar la cara de escojono que tuvo que poner la dependienta del sexshop de la Cuesta de San Vicente cuando fueron a pagar Rufián y Tardá las dichosas esposas. ¿Qué pensaría la pobre mientras pasaba por el datáfono la Visa del Sabadell? Supongo que estará, la pobre, acostumbrada, pero seguro que se apiadóde Rufián siquiera un instante...

También ayudan lo suyo a la hilaridad general, aunque no quieran, los fiscales y los jueces de este país. Ya lo dijo el pobre Pacheco, cuando era alcalde de Jerez: «La justicia en España es un cachondeo». Lo malo es que le metieron en la cárcel por decirlo. Escribí aquí no hace mucho que los jueces son una casta y se defienden como tal. ¿Qué por qué digo que dan risa? Naturalmente que por su falta de ecuanimidad, que es lo único que se espera de un juez o de un fiscal. Porque o yo leo mal los papeles o en este país sale más barato, (en tiempo de trena), violar o matar que robar. Un tipo que comete un asesinato, (el más terrible de los delitos porque impides que una persona pueda ver crecer a sus hijos, follar, irse de cortos con los amigos o pasear por los Picos de Europa; en definitiva, le quitas la vida), entre que estaba deprimido, que se le cruzó la pinza, que le habían provocado porque el muerto le quitó la plaza de aparcamiento, puede pasar, como mucho, diez o doce años en prisión. Un hijo de puta que viola a una mujer, (gravísimo delito, equiparable al asesinato), lo arregla con veinte años a la sombra, siendo exagerado. Un ladrón, si es hábil su ‘alivio’, (abogado), se pasa dos años entre rejas. Pero, ¡ay amigo!, si eres un corrupto sabes que el fiscal pedirá al juez que te condene a treinta años y un día. Es, se supone, por lo de la alarma social, aunque todo el mundo sabe que ni de broma los cumplirá. A mi, particularmente, me la suda, me la pela, me la trae floja, que Bárcenas o ‘el bigotes’ estén en la cárcel. Lo que me gustaría es que devolviesen lo que han robado, esencialmente. Sé que en este país no devuelve nadie ni un céntimo y que cuando salen del trullo tienen la guita intacta, lista para ser gastada. Y si es verdad que en el Pp la corrupción era sistemática, que les ilegalicen y que les prohíban presentarse a las elecciones. Todo esto da risa..., de pena...

Salud y anarquía.
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