Mar Sancho: "En la literatura está contenida toda la vida"

La poeta y escritora vallisoletana lleva este martes hasta la Biblioteca Padre Isla su nuevo libro de relatos, que también es de viajes, cuyo título ‘La insensata vida de los santos’ encierra un bonito engaño

Joaquín Revuelta
21/09/2021
 Actualizado a 21/09/2021
La escritora Mar Sancho acude este martes a la Biblioteca Padre Isla. | ICAL
La escritora Mar Sancho acude este martes a la Biblioteca Padre Isla. | ICAL
La poeta y escritora vallisoletana Mar Sancho será la protagonista este martes del programa ‘Cambio de estación’ a través de la presentación de su nuevo libro de relatos titulado ‘La insensata vida de los santos’, que forma parte de la colección Tula Varona coeditado por Eolas&Menoslobos y dirigida por Berta Fernández, propietaria de la librería del mismo nombre que será quien acompañe a la autora en la presentación del libro que tendrá lugar a las 19:00 horas en la biblioteca Padre Isla.

La primera presentación de ‘La vida insensata de los santos’ se desarrolló el pasado mes de junio en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, en la que Sancho reconoció que el título del libro puede llevar a equívoco. «No voy a hablar de santos pero sí voy a hacer una serie de confesiones en torno al libro y en torno a mí misma. El título encierra dos de mis obsesiones como escritora. Por una parte, la adjetivación, porque creo que es un arma afiladísima para el escritor, y por otra la aliteración, en esa repetición de las eses y en esa adjetivación es verdad que se apunta a una circunstancia una circunstancia que después no está ahí, porque los insensatos santos de este libro efectivamente son las ciudades. Y es que este quizás sea inevitablemente otro libro de viajes, pero no solamente de viajes geográficos sino también de viajes al alma, y quizás ese sea un vuelo que yo no había tomado nunca antes y para el que he adquirido un pasaje insólito por primera vez», reconoce Sancho, que confiesa ha escrito, también por primera vez un libro de relatos a propósito. «Mis libros anteriores son siempre una aglutinación de relatos escritos en distintos lugares, en distintos tiempos, con historias muy dispares. Y aquí he ensayado esa búsqueda de un nexo conductor que son los títulos, es ese transcurrir en ciudades o en pueblos –porque en algunas ocasiones son localidades pequeñas– con nombres de santos. Tenemos muchas en España, en Europa y en América hay infinidad de lugares con nombres de santos».

Mar Sancho reconoce que de todos estos lugares que aparecen en el libro, hay uno que es ficticio, San Cosme y San Damián, «quizás porque sea el patrono de algunos lugares de Burgos lo he imaginado como una pequeña población burgalesa», sostiene la autora, que señala también otro nexo conductor en su último libro relativo a la luz que viene de la veracidad, el procurar siempre contar la verdad. «Es cierto que nada es lo que parece y la literatura siempre tergiversa la vida. Pero también es cierto que en la literatura está contenida toda la vida. Aquellos que me conocéis bien sabéis que soy una lectora infantil, una lectora vital, pero sobre todo una lectora de primeros años donde me habréis oído narrar aquella decisión completamente descabellada de leer la biblioteca municipal completa a lo largo de mi infancia, de comenzar a los siete años y terminar a los diecisiete. Pues bien, toda la vida está en una biblioteca. Todos los lugares que vamos a conocer y que vamos a visitar a partir de entonces ya los conocemos a través de los libros, y sobre todo la esencia de las personas, el género humano. Todos los sentimientos, todas las emociones, todas esas actitudes y todos esos modos de ver las cosas ya estaban en los libros. Quizás leer sea una manera de vivir y quizás vivir sea también una manera de leer», argumenta la autora.

Mar Sancho es de la opinión de que el escritor siempre escribe de aquello que le gustaría leer. «En esas historias verídicas, en esa luz de la verdad a la que me refería, hay distintas tesituras en este libro. Yo presumo de carecer de imaginación, pues me parece un gran acierto el retratar, el relatar, el capturar aquellas historias que suceden en la realidad dentro de palabras y dentro de páginas. Me parece algo prodigioso», sostiene Mar, para quien es quizás la única manera de conservar esos acontecidos, esas anécdotas y esas personas que nos vamos cruzando en el viaje, que muchas veces es geográfico y que muchas veces también es un viaje vital. «Así comienzan los primeros relatos, son historias tomadas del natural en estos lugares y además cometo la temeridad de mantener el nombre verídico de los protagonistas», reconoce la escritora vallisoletana, que comenzó a escribir el libro –como a ella le gusta– en tránsito, en la altura de un avión o en el traqueteo de un tren, pero de repente todo se paralizó debido al confinamiento. «Esas historias ya no pudieron ser contadas en el tránsito y empezaron a ser recolectadas desde el pensamiento, desde el recuerdo. En este sentido hay una segunda tanda de historias –que son muy fácil de identificar porque el orden cronológico es el de la propia escritura de los cuentos– donde tienen ese poso de realidad pero también un tamiz de reflexión, de la reflexión de estar guardados. La veracidad en este tipo de relatos no es la de la anécdota, no es la de lo acontecido, como así sucedía en un principio, sino que es la del alma humana, la de la propia insatisfacción, seguramente. Quizás sean cuentos donde sí hay acontecidos de todo tipo, pero hay un poso de reflexión al que yo no había llegado nunca. Y esa reflexión es la que procede del detenimiento, que ese viaje imparable se detenga y las cosas se perciban completamente de otra manera», concluye Mar Sancho.
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