Luis Artigue sigue de fiesta negra

'Café Jazz El destripador', la última novela del leonés, acaba de ganar el premio Lloret Negre en Cataluña

Fulgencio Fernández
26/09/2022
 Actualizado a 26/09/2022
Luis Artigue y la portada de su útlima novela. | L.N.C.
Luis Artigue y la portada de su útlima novela. | L.N.C.
Luis Artigue, el hombre que escribe para añadir vida a la vida y que reconoce que la novela le va comiendo la vida hasta el punto de que comienza a dudar dónde empieza y acaba cada una de ellas, acaba de sumar un nuevo premio a su trayectoria literaria. La noticia, a secas, dice que el escritor de Villalobar «gana el premio Lloret Negre con su novela Café Jazz el Destripador.. Se trata del festival de género negro, referencia en Cataluña que reconoce la excelencia literaria de esta biografía pulp del trompetista Miles Davis en un Nueva York como de cine negro. El premio, que se otorga a la mejor novela del año ».

Lo cierto es que cada novela de Artigue se convierte en una fiesta doble, para él porque los reconocimientos a sus obras no cesan y para sus lectores, pues son un torrente de imaginación, humor, siempre humor, surrealismo que él dice que es realismo... Mejor contarlo con un par de frases ajenas y de firmas de evidente prestigio en el mundo de la crítica literaria. «Hay que reconocer el valor de las apuestas que ha realizado Artigue, porque la hibridación de según qué géneros entraña no pocas dificultades», cuenta Francisco Solano en Babelia (El País) y J. Ernesto Ayala en El Correo Vasco dice que es «una fiesta de la inventiva lingüística».

Una muchacha con una sonrisa magnética, la cabeza afeitada y un tumor cerebral letal, venía hasta mi habitación y me ponía, en Radio 3, un programa de jazz de Juan Claudio Cifuentes Aspectos que quedan patentes en la novela premiada, por la que junto a Miles Davis anda el más famoso músico de jazz de su época en Harlem (Charlie “Bird” Parker), el prestigioso demoniólogo Padre James, Honoré de Balzac, Sartre, Baudelaire o el tabernero y su hija, que la taberna en la que se celebran las sesiones del club del hada verde, entre otros...

Vaya un pasaje, una explicación de Artigue: «En una ocasión una mujer noble y prometida a un banquero a la que Charles Baudelaire había seducido y dejado embarazada, una a la que llaman “la santa con sífilis”, vino a la taberna y dejó abandonada allí dentro a una niña a la que el tabernero ha criado, y la cual le sirve ahora de empleada sin suelo, y de saco de boxeo de su frustración y su lubricidad».

Una fiesta, seguro, con música de jazz, claro. «Porque desde que era adolescente para mí el jazz es una respuesta directa y sincera al dolor, la incomprensión y el aburrimiento. Amo el jazz desde los 17 años, cuando, durante nuestro común calvario hospitalario,una compañera de la habitación de al lado (en la planta de neurocirugía del hospital Ramón y Cajal de Madrid), una muchacha con una sonrisa magnética, la cabeza afeitada y un tumor cerebral letal, venía hasta mi habitación y me ponía, en Radio 3, un programa de jazz de Juan Claudio Cifuentes».
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