Lucía Rey: "Siempre he tenido la necesidad de encontrar mi propia voz"

La pianista y compositora madrileña acude este jueves al Teatro El Albéitar en formación de trío para ofrecer un concierto en el que presentará los temas de su primer y hasta la fecha único disco, ‘Reflexión’

Emilio L. Castellanos
17/12/2020
 Actualizado a 17/12/2020
La compositora e intérprete madrileña reconoce que su relación con el piano fue «un auténtico flechazo».
La compositora e intérprete madrileña reconoce que su relación con el piano fue «un auténtico flechazo».
El trío de la pianista Lucía Rey propiciará este jueves el regreso del jazz en directo a El Albéitar (19:30 horas; entrada gratuita con invitación). Ella pertenece a esa nueva generación de músicos, de formación y solvencia contrastadas, que han dado nuevo ánimo y personalidad al jazz nacional y sobre cuyo talento y energía queda depositada su continuidad. Tras titularse en piano clásico, afrontó nuevos estudios de jazz y danza contemporánea (su otra gran pasión) antes de trasladarse a La Habana y Nueva York, lugares donde enriqueció su concepto musical y que abundaron en las numerosas influencias que sostienen y dan vida a su particular territorio creativo. «Las influencias que recibe mi propuesta nacen de mis propias vivencias. Cada tema tiene un sabor, tiene un toque». Y así, sometido al vaivén incuestionable del jazz, su repertorio se ve revestido de un ramillete amplio de paisajes sonoros, donde se advierte el trazo y el influjo de lo latino, lo clásico o lo flamenco, entre otros referentes, que asegura la singularidad y la fecundidad de todo su hacer. «He tocado siempre un montón de estilos diferentes y precisamente por ello, por la variedad a la que te enfrentas, resulta difícil concretar. Y la fusión te ayuda a acercarte a los estilos desde tu propia personalidad».

Son numerosos los proyectos en los que ella se ha embarcado y que le han permitido explorar en primera persona las muchas posibilidades que le brinda el ejercicio musical: desde el free jazz, variante jazzística que cultiva junto al percusionista Fernando Lamas en Lucyfer (dúo que pronto editará su primer disco), a la fusión de flamenco y jazz de Ninjazz Tap Toc, el encuentro de sonoridades latinas y de world music en Women of the World, la colaboración con cantantes procedentes de diferentes espectros musicales como Marta Knörr o Soledad Giménez, el encuentro con formaciones de gran formato, como la Granada Big Band (donde coincidió con Antonio Serrano y la malograda Celia Mur), la labor específica para compañías escénicas (Teatro Kamikaze y Somosdanza) y grandes musicales (‘Hoy no me puedo levantar’, ‘A quién le importa’) o, incluso, la música de Disney en clave latina a través de la banda The Catzz… «Me encanta interpretar, experimentar, diferentes músicas. Cada cual nos ofrece sensaciones distintas. No concibo aproximarme a la música si no es de esta manera, disfrutando del sabor de cada estilo». Lucía Rey hace gala de su versatilidad en cada uno de los empeños creativos con los que ha de medirse y que le permiten engrandecer aún más su relación con el hecho musical. «Hay un montón de caminos a descubrir».

Lucía Rey llega a León al frente de su propio trío (en el que se incluyen dos músicos de gran envergadura: el baterista cubano Michael Olivera, poseedor de una trayectoria realmente envidiable, y el bajista vasco Ander García, nacido de la fértil cantera que es Musikene y representante destacado de la fusión entre jazz contemporáneo y música vasca), un formato en el que ella se desenvuelve con especial soltura y bajo el que grabó en 2016, su primer y único disco, ‘Reflexión’. «Los músicos de un trío tienen mucho protagonismo y a todos ellos se les exige gran concentración. El sonido de trío de jazz, con piano, contrabajo y batería, siempre me ha fascinado». Su pasión por la música y el piano pronto la arrastró al romance que mantiene con el jazz. «Siempre he tenido la necesidad de encontrar mi propia voz. El jazz es creación, encontrar tu camino… Me ofrecía todas las herramientas que yo necesitaba para expresarme». Su idilio con el piano viene de más lejos aún, de cuando siendo muy chica acompañaba a su madre, profesora de danza, a sus clases y sus ensayos y se quedaba embebida de su sonido. «Fue un auténtico flechazo. Me sorprendía cómo aquel instrumento acababa convirtiéndose en una auténtica orquesta. Fue algo natural que pronto acabara junto a él». Ella entabla vínculos con la música desde diferentes vertientes, también como líder de su propia formación, cometido que afronta con la complicidad de sus compañeros de escenario. «Yo propongo mis temas, cómo deben sonar… Pero luego, en el escenario, se inicia un juego en el que todos participamos. No puede ser de otra manera. Cada cual pone lo que lleva dentro. Cada concierto es único e irrepetible. Todos nosotros nos damos mucha libertad durante las actuaciones. Las partituras son muy importantes, son el camino que se ha de recorrer. Pero luego cada uno le pone su propio corazón para que el músico no sea sólo intérprete sino creador. Elijo muy bien las personas con las que tocar y precisamente por ello confío un montón en ellas. Cuanta más libertad se da a un músico, mejor saldrán las cosas. Me encanta sorprenderme sobre el escenario». La mayor parte de los temas de su repertorio llevan su firma y esta tarea, la de compositora, la afronta sin complejos o traumas. «Hay días que sale todo y otros que no. De lo que no cabe duda es de que hay que ponerse para que las musas te lleguen».

‘Reflexion’ se grabó en 2016 en Granada y se editaría un año más tarde. Desde entonces, Lucía Rey no ha regresado a los estudios de grabación y, dado el buen sabor de boca que dejó aquel primer disco, la espera se hace larga para el aficionado. Ella lo había programado para este tiempo pero la pandemia lo frenó. Entonces, se dio cuenta de que había temas que ya «no me cuadraban para el disco y que no sentía de la misma manera», de ahí que se pusiera manos a la obra para concretar nuevas composiciones que dieran contenido al nuevo álbum, que, si las cosas no se tuercen, muy bien pudiera formalizarse en el año que entra. «Ahora no soy la misma que en febrero; quiero decir otras cosas».

Nunca se ha sentido marginada dentro de un mundo tan masculino como el jazz aunque sí es cierto que, a veces, haya podido advertir que la confianza no haya sido suficiente en algún momento. «Pero poco a poco, la cosa ha ido cambiando. Cada vez somos más mujeres las que hacemos jazz y nuestra presencia se ha ido normalizando. Dentro de poco, seguro, nadie se planteará estas cosas». Es optimista frente al futuro que se atisba dado que el presente que vive también es alentador. «Hemos tenido ya varios conciertos. Sabemos del privilegio que supone tocar en directo y de ahí las ganas que tenemos de hacerlo siempre. El futuro está en nuestras manos. La pandemia nos ha desvelado lo débil que está el sector y la necesidad de mejoras que tiene, de ahí que todos los implicados, todos, contribuyamos a fortalecerlo».
Archivado en
Lo más leído