10/09/2021
 Actualizado a 10/09/2021
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Regresan las lluvias, regresan los niños al colegio, regresan las citaciones judiciales, regresan los leoneses a la diáspora madrileña, vasca o catalana… El verano lo damos por concluido con la esperanza de tener algún día de sol y de jersey al hombro cuando se acerque San Froilán.

Con la vuelta al cole, también se retoma el curso político y los temas vuelven a las portadas de los periódicos, aunque en realidad, durante el verano ninguno se haya solucionado, simplemente que con una cerveza fría y al calor de una terraza, todo parece más relativo.

Dentro de la ristra de temas candentes que tenemos sobre la mesa, el que más puede estar de actualidad y que por desgracia será así durante al menos los próximos seis meses, es el incremento sin parar del precio de la electricidad y sus continuos «máximos históricos» que se van sucediendo cada día.

Ya sea por el efecto calmante del verano, por nuestra capacidad de encajar golpes sin rechistar o porque hemos perdido toda esperanza, asistimos al desvalijamiento de nuestras cuentas corrientes en forma de recibo de la luz sin parecer que nos importe. Si la cosa estaba ya mal (o muy mal) para los autónomos, la hostelería y el comercio, esto es ya la puntilla. Sin embargo, nos quejamos puertas para adentro y dejamos eso de la ‘manifa’ y la algarada para otro momento, porque no hay nada más placentero que incendiar las calles con un Gobierno de derechas.

Y así las cosas, vamos asistiendo al esperpento de Valle-Inclán experimentándolo en carne propia y en la vida real. Nuestras personales ‘luces de bohemia’ donde también existe un Max Estrella pero que, al contrario que el personaje literario, aunque ciego también, pero de soberbia y ego, sí que haría honor a la estrella de la suerte que le ha acompañado durante su carrera política hasta la presidencia del Gobierno.

Nuestro particular Max Estrella también se hace acompañar por un Don Latino, aunque en este caso, el personaje lo representa una larga serie de palmeros entre los que destacan unos supuestos compañeros de partido y una parte de los medios de comunicación, los cuales, tal como sucede con el coprotagonista de la obra de Valle-Inclán, parecen ser fieles y leales guiando al ciego, pero que realmente aprovecharán cualquier oportunidad para tener beneficio propio y cuando a nuestro Max Estrella le llegue ‘el final’ le darán la espalda.

El resto de españoles somo simples actores secundarios en un país en la que la poca luz de ánimo y esperanza cada vez es más tenue y más cara y donde parece no haber sitio para el mérito y la genialidad, mientras que la canallesca se va imponiendo.

Pregunten a los propietarios de viviendas ‘okupadas’ que encima de aguantar que les sustraigan una propiedad, tienen que pagar el consumo de la luz de sus inquilinos forzosos, y sus sucesivos máximos históricos, sin posibilidad de queja, a ver qué opinan de las luces y de la bohemia española.
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