"Los valientes fueron otros"

Sonia Rozada fue la primera mujer en incorporarse a una cofradía o hermandad en León y en poder participar en una procesión de Semana Santa. De esto se cumplen ahora 30 años

Rosa Álvarez y Laura Pastoriza
11/03/2017
 Actualizado a 29/07/2023
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– ¿De qué pecados te confiesas?– Confieso haber dado poco valor a lo que pasó hace 30 años. A que yo pudiera empezar a disfrutar de la Semana Santa. Fue gracias a mucha gente que estaba conmigo en aquel momento y a la que se le lo he agradecido poco. Mea culpa.

– ¿Cuándo surge tu pasión por la Semana Santa?
– La verdad es que no sé muy bien el momento. Nací en una casa en la que mi padre estaba permanentemente escuchando bandas de Semana Santa y en la que se vive la Semana Santa desde dentro, desde fuera, desde todas las partes. Recuerdo que yo iba con mi madre a ver las procesiones, que yo no podía participar y que mi hermano, más pequeño que yo, con sólo cuatro años estaba con su túnica y su corneta al lado de mi padre. Yo no podía.

– En ese momento las mujeres tenían que conformarse con vivir la Semana Santa ‘desde el otro lado’. ¿Cómo entra eso en la cabeza de una niña?
–Lo admites sin más, aunque en casa pataleas porque no lo entiendes. Te preguntas ¿por qué yo no puedo, ¿por qué no soy niño? Llegas a plantearte cortar el pelo, hacer que eres un niño o salir con capillo desde casa para que nadie te vea.

– Cuando tenías 15 años tu padre te dio la noticia. La Hermandad había votado y se abría la puerta a la participación de las mujeres, ¿qué supuso para ti?
– Vi el cielo abierto. La Junta Directiva fue muy osada, dio a la mujer las mismas condiciones que a los hombres. En aquel momento no sentí ni pánico. Me tenían entre algodones, aunque me exigían mucho y yo quería estar siempre a la altura, esforzarme, estar en mi sitio, pero sí que es verdad que me cuidaban mucho y eso es de agradecer.

– ¿Cambió tu forma de ver la Semana Santa?
–Lo que ha cambiado verdaderamente mi visión es estar fuera de León, ver otras semanas santas, otras situaciones. La Semana Santa de León a mí me chifla.

– En ese momento ser la primera mujer era algo inusual, ¿te sentiste criticada u observada?
– En aquel momento tampoco entendía muy bien lo que significaba ser la primera. Hoy, 30 años después, sí que te das cuenta. Ahí quedará mi nombre para la historia y me parece fenomenal. Estoy orgullosísima de ello, pero desde luego yo creo que los valientes fueron otros, la Hermandad y esa Junta Directiva.

– Saliste durante años con la banda y después como bracera, ¿con qué te quedas?
– En su momento la banda era lo más para mí y ahora prefiero ser bracera y si mañana mi Hermandad me dijera que me necesitan en otro sitio lo haría encantada.

– Tienes dos niños, ¿se han ‘contagiado’ de ese cariño tuyo por la Semana Santa?
–Ellos no lo han vivido tan de cerca. Yo hace más de 20 años que vivo fuera de León y muchas las he disfrutado en Luarca . Mi hijo sí que ha participado en la Semana Santa de Luarca y mi hija ha salido alguna vez en León conmigo, pero ellos lo viven de otra manera.

– Fuiste la protagonista de un gran cambio, a día de hoy, ¿sigue haciendo falta un mayor equilibrio entre renovación y tradición?
– La mujer tiene que estar en todos los ámbitos de la sociedad, incluida en todo momento. Nadie se tiene que llevar las manos a la cabeza porque las mujeres participen. Las tradiciones están ahí, a todos nos gusta seguir potenciándolas, pero me falta un poco el punto de reflexión.

 

 
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