Los tabiques de la felicidad

José Ignacio García realiza la reseña de la novela de Txani Rodríguez 'Los últimos románticos'

José Ignacio García
31/10/2020
 Actualizado a 31/10/2020
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‘Los últimos románticos’
Txani Rodríguez
Editorial Seix Barral
Novela
192 páginas
18,00 euros

La trayectoria literaria de Txani Rodríguez es un espejo que refleja su propia manera de escribir y de entender la vida y la literatura. Y es que la autora llodiana es como esa brisa ligera de su tierra norteña, que aparentemente no levanta polvo pero que hace mella en la corteza de los edificios y se filtra en los ánimos de los lectores.

Txani ha alcanzado el estrépito del éxito editorial sin hacer aparentemente mucho ruido antes. Y, sin embargo, reconocida a nivel nacional por su labor periodística en medios culturales de prestigio o por escribir cómics y relatos recompensados con galardones importantes, acarrea un bagaje previo de novelas como ‘Lo que sería de nosotros’, ‘Agosto’ o ‘Si quieres, puedes quedarte aquí’ que, aunque estaban publicadas en editoriales de menor calado, ya manifestaban los ingredientes que fundamentan su personalísimo estilo: su sutileza, su sensibilidad, su proverbial capacidad para crear burbujas íntimas y ensoñadoras, su dominio de los tiempos narrativos, su capacidad descriptiva o su sentido del humor.

Todos esos aditamentos y algunos más se aglutinan en ‘Los últimos románticos’, la novela que la escritora alavesa acaba de alumbrar en un sello de la garantía que supone Seix Barral. ‘Los últimos románticos’ es una de esas novelas que, como el txirimiri de los paisajes en los que está ambientada, empieza a mojar despacio, como sin querer, hasta que el lector descubre que está calado hasta los huesos, y entonces no le importa esa humedad, porque no puede abandonar la lectura, siquiera para cambiarse de ropa.

Escrita con un lenguaje engañosamente sencillo, ágil, trepidante y lleno de guiños al cine, a la música o a temas de candente actualidad, pero acariciado en numerosos pasajes por el lirismo más poético, ‘Los últimos románticos’ puede leerse de un tirón. La trama atrapa al lector como una liana que se enreda alrededor de su cuerpo y lo aprisiona contándole en primera persona la historia conmovedora de Irune, una mujer sola, depresiva e hipocondríaca que es víctima de numerosas obsesiones y que, al mismo tiempo, se convierte en una especie de heroína incomprendida que aspira a mejorar un mundo en el que no tiene cabida y del que, gracias a un contratiempo laboral, huye con la intención de tomar el tren de un porvenir más alentador.

Txani Rodríguez consigue sin aparente esfuerzo que Irune –empleada en una fábrica de papel y que odia los eucaliptos– se convierta en un personaje fascinante, menudo, frágil y quebradizo en ocasiones y valeroso en otras, como un quijote femenino del siglo XXI que ciñe su adarga y empuña su lanza para combatir el maltrato a las personas mayores, el machismo, o la opresión empresarial, aun a riesgo de salir malparada en esas contiendas.

La complicidad de los rollos de papel que elabora en la fábrica donde trabaja y la relación telefónica con un desconocido empleado ferroviario le servirán a Irune como bálsamo de Fierabrás con el que ahuyenta sus temores físicos, se relaciona con los demás, alimenta la ilusión del amor y emprende con la imaginación viajes a lugares que para ella resultan tan lejanos como paradisíacos.

La novela atesora diálogos palpitantes, reflexiones ingeniosas o disparatadas de la protagonista y brotes de inesperada ironía entreverada que no pueden evitar que al lector, cogido por sorpresa, se le escape alguna sonrisa. Junto a esos valores y todos los anteriormente expuestos, destaca la capacidad descriptiva de los personajes y los escenarios; y así el lector visualiza constantemente lo que está leyendo, como si la hoja del libro se convirtiera en una gran pantalla cinematográfica; y es que ‘Los últimos románticos’, lejos de plasmar una historia mínima, anodina y cotidiana, serviría perfectamente para cimentar el guión de una película relevante.

Apunta Irune en el ocaso de la novela que «solo un tabique la separa del infierno». Créanme si les digo que, si la abren, solo unas páginas los separarán de la felicidad.

José Ignacio García es escritor, crítico literario y coordinador del proyecto cultural ‘Contamos la Navidad’.
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