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Los retos de León

18/06/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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La nueva corporación de la capital tiene ante sí grandes retos que, bien resueltos, pueden cambiar la trayectoria declinante de la ciudad. Son tan visibles estos desafíos que a nadie se le escapan; pero no por eso han de caer en el descuido, que es el peligro de convertir en rutinario lo muy visible.
Uno de los retos es capitalizar la fortuna invertida en la línea de Feve, a fin de hacer efectivo un corredor de transporte urbano que hace llegar a la población metropolitana del norte al centro de la ciudad. Es muy probable que, si no se resuelve el bloqueo del tranvía, el propio ferrocarril desaparezca. La transitoriedad perpetua en que ha quedado, desplomó la cifra de pasajeros. Esta corporación, o recupera, o probablemente cierre la Feve, y la entregue a los matojos y las ratas.

Otro de los retos es la integración de León oeste, con 60.000 habitantes, en la ciudad mediante tres actuaciones: el soterramiento del ferrocarril, la conclusión del palacio de congresos y la programación anticipada del mismo, así como el aprovechamiento eficaz de la plataforma ferroviaria, que ahora fractura la ciudad sin aportar actividad e impidiendo el despliegue del callejero sobre ella.

Un reto importante para situar León en el mapa es que no se pongan más obstáculos al desarrollo del aeropuerto. La instalación tiene un potencial de 250.000 pasajeros y sólo una pésima gestión, como la realizada hasta ahora, puede detenerlo. El Aeropuerto de León es una pieza fundamental para el liderazgo urbano regional.

Otro aspecto importante es la integración municipal del espacio metropolitano, algo que tendrá que llegar cuando aparezca un líder con la suficiente entidad, si no se hace antes manu militari desde el gobierno central. Es inaudito que los 200.000 habitantes de León sufran dos redes de transporte superpuestas, varias policías municipales, diversos contratos de servicios para lo mismo, decenas de concejales ... donde otras ciudades tienen una sola corporación, un solo servicio en cada cosa y mucha más calidad de gestión. El lío metropolitano leonés supone una desventaja que pagamos entre todos en forma de decadencia económica. La segunda área metropolitana de la autonomía figura como la cuarta ciudad. ¿Será que nos gustará ser invisibles?

Por último, si de verdad se quiere cambiar la trayectoria de León, hay que encargar un plan estratégico que comprometa a todos en objetivos a diez años. Solo así empujaremos en una sola dirección. Si los nuevos ediles consiguen parte de esto, los buenos resultados estarán garantizados desde el inicio.
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