26/03/2021
 Actualizado a 26/03/2021
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Si ahora los platos principales del menú consisten en mociones de censura y convocatorias de elecciones, el condimento esencial es la figura del ‘rebotado’ o ‘rebotada’, más concretamente del rebotado de Ciudadanos que, asistiendo al naufragio político de su formación, unos se dan de baja decepcionados y otros quieren quemar sus últimos cartuchos.

Todos estos movimientos no hacen más que reafirmar mi idea de que el bipartidismo no era tan mala opción como lo pintaban (aunque en España no ha existido bipartidismo como tal) y que caraduras y gente sin escrúpulos las hay hasta en las mejores familias y definen precisamente a la persona, no a la familia.

Como muestra, el comportamiento el fin de semana pasado de ciertos procuradores de Ciudadanos de Castilla y León a los que les quemaba el teléfono de recibir llamadas para preguntarles qué iban a hacer con la moción de censura presentada por el PSOE y que su partido no apoyaba. Finalmente, el tema no fue a más y las únicas ‘víctimas’ de la moción fueron una procuradora salmantina de Ciudadanos, a la que me da que algún compañero la dejó más tirada que una colilla en su vergonzosa deserción y, a medio plazo, Luis Tudanca.

Está mal hablar de uno mismo, pero en este caso quiero recordar que yo fui (y soy) político, en un momento demasiado temprano fui un ‘daño colateral’ por esas cosas de la vida orgánica de los partidos, me ‘prejubilaron’ sin mucha explicación y sin ningún agradecimiento (tampoco lo quería) y me fui a mi casa sin hacer ruido, sin sacar los pies del tiesto, sin cambiarme de partido y sin fundar una nueva formación de rebotados.

En lo que a mí respecta, un partido político solo es una herramienta para intentar aplicar unos ideales, en mi caso liberales, de respeto al individuo y a la propiedad privada, del vive y deja vivir... Hay veces que me he podido identificar más y otras menos con los dirigentes, pero no por ello busco en otros partidos lo que sé que no voy a encontrar, dejándome llevar por la ilusión de la novedad. Del mismo modo que hay personas que van dando tumbos cambiando de pareja buscando un amor ideal, cuando ni ellos mismos saben qué es lo que quieren encontrar en el amor.

Hay que distinguir entre dos tipos de personas. La persona que en su decepción, más o menos justificada, apostó por un nuevo proyecto ilusionante (UPyD, Ciudadanos, Podemos, VOX…), que poco a poco se va desengañando porque no ha logrado encontrar ese encaje perfecto con su ideario y que ahora retorna a los partidos tradicionales de forma tranquila, para poder seguir trabajando en la defensa de sus ideales y, por otro lado, el auténtico jeta, que sabe que la carambola de la vida que le hizo cobrar un sueldo como político se le termina y quiere seguir dando cuerda a la peonza para mantenerse en pie, ya sea con un partido o con otro, aunque sean de espectros políticos opuestos.

Es momento de dejarnos de experimentos y de volver al sentido común.
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