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Los que miran por nosotros

09/07/2015
 Actualizado a 16/09/2019
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En mitad del terremoto, nos cruzamos con un camión que cargaba material de obra, lo seguimos y llegamos a una fosa. Cuando comenzó a bascular todo ese material de desecho, en el medio del amasijo de hierros y cascotes de hormigón, caían restos humanos. Había cuerpos». La historia, que bien podría servir como comienzo para una novela, es el testimonio de Manuel Ovalle, el cámara de RTVE que ha sido el ojo de hasta quince conflictos bélicos durante sus cuarenta años de profesión y que este fin de semana recibió el reconocimiento de la Asociación de Amigos de la Noche Templaria como Gran Maestre Honorífico.

El propio Ovalle me contaba cómo, al bajar del avión en Puerto Príncipe para cubrir el terremoto que destrozó Haití en el año 2010, tuvo la sensación de estar en el rodaje de una película. Lo que vio en aquellas calles: a la gente deambulando y llorando, las casas ardiendo y el sonido de las balas como banda sonora, quedó grabado en su retina y al recordarlo cinco años después, aún se puede masticar en sus palabras el recuerdo doloroso de la barbarie.

Pero las imágenes más duras de este terremoto no solo sobreviven en la mente del reportero gráfico, sino que gracias a su trabajo están al alcance de cualquiera para dar cuenta de los sinsentidos del ser humano. Ovalle recordaba la secuencia de aquel camión depositando deshechos de obra y restos humanos y relató cómo en una toma aparecen los cuerpos de dos jóvenes que quedaron atrapados hasta que una enorme máquina les empuja dentro de la fosa. Apenas unos minutos de cinta sirvieron para cambiar la suerte de los haitianos pues Naciones Unidas ordenó a Haití, tras verlas, que enterrase a sus muertos con dignidad. «¿No esa la misión de nuestro trabajo?», preguntó. Y me sentí aliviada al recordar que el periodismo puede cambiar las cosas.
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