Los personajes del tío Ful: Sheila Fernández

Lleva a un lado el riñón de su madre, al otro el de su novio y está en diálisis y lista de espera, para recibir el que será su cuarto riñón... Y trasmite optimismo

Fulgencio Fernández
18/11/2017
 Actualizado a 18/09/2019
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Contada su vida "en negativo" habría que decir de Sheila que cuando era solo una niña ya entró en diálisis y tenía que desplazarse tres veces a la semana a Oviedo. Con seis años recibió su primer riñón, de su madre Marisa, el primero que se hacía en España de vivo, en Valencia. Los médicos hablaban del carácter "luchador y alegre" de aquella niña. 25 años vivió con él, estudió, encontró trabajo, salía con sus amigos... a los 25 años se agotó y a empezar de nuevo.

Y encontró un segundo riñón de vivo, de su novio Alberto en este caso. Que le ha durado menos tiempo y ya vuelve a estar en lista de espera, en diálisis, en la lucha... y tan positiva como siempre.

Contada la vida como la vive Sheila habría que decir que nada le borró la sonrisa ni el optimismo jamás. Que afronta cada nueva batalla como aquella niña que los leoneses recordaban en 1987 tal y como aparecía en un reportaje de La Crónica contando su historia, jugando en el parque, en un columpio, con su madre, Marisa, siempre atenta. "¿De qué me voy a quejar? Llevo a un lado el riñón de mi madre, al otro el de mi novio, las personas que más quiero y que más me quieren".

"No pasa nada, estoy pegada al móvil, con la maleta preparada para, nada más que me llamen diciendo que hay un riñón... ambulancia y para Santander". Y mientras tanto, como "no me dejan trabajar" pues se ha aficionado a la costura y va a clases y sigue activa, vitalista, sonriente... "Si buscas penas, no vengas a verme a mí, no las encontrarás". Incluso no disimula sus cicatrices, "son mis heridas de guerra y ahí están".

La niña del columpio va por su cuarto riñón, tuvo uno fallido, y sabe que volverá a ganar la batalla.
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