Los personajes del tío Ful: Pepe 'El Americano' de Folledo

Para todos los vecinos de Folledo es ‘Pepe El americano’ y, por una vez, no es un apodo pues nació en Nueva York.«Un tío de mi padre se fue a Cuba y después a Estados Unidos; entonces mi padre también se fue a Cuba y cogió el barco para regresar a España pero se apeó en Nueva York para hacer escala... y se quedó». Y en NY nació Pepe, ciudadano americano, pero al que no le gustaba mucho ir a la escuela. «Me enviaban al colegio y entraba por delante y escapaba por detrás; entonces mi padre dijo: bien, no pasa nada, te voy a enviar con los abuelos, a que trabajes el campo, a pico y pala, y ya veremos si te gusta ir a la escuela».

Y apareció en Folledo, el pueblo de su padre, con 14 años y sin saber ni una palabra de español. Antes pasó por Lisboa y Madrid, «no sé bien ni cómo llegué, me extrañaba mucho que el pan era oscuro, nunca lo había visto. En Barajas no me esperaba nadie pero encontré en Madrid a una criada de una tía mía hasta que el abuelo fue desde Folledo a buscarme».

Fue aprendiendo español, le gustaba la vida en el pueblo pero con 20 años Estados Unidos le reclama para incorporarse al Ejército, a ‘su mili’. «Y cuando llego allí me encuentro con que me destinan a Corea, que estábamos en guerra, menos mal que ya estaba en su fase final. Yo no estaba preparado para guerras y era un infierno, ellos disparaban y nosotros también».

- ¿Cuanto tiempo en la guerra?
- Un año.

Aquello acabó, se casó en Estados Unidos y cuando regresaba a España encontraba un país retrasado, pueblos sin agua en las casas... «Recuerdo que en 1947 pusieron el agua, la luz era de una fábrica de Cabornera, y mi madre regresó primero y me dijo que esto iba mejorando y comenzamos a venir en verano».

Pepe trabajaba en Las Vegas, durante 37 años, en los Casinos, de croupier...
- ¿Allí iban los famosos, como en las películas?
- Claro que iban, todos, pero allí los famosos eran como uno más, iban a jugar y punto. Lo importante era el dinero que llevaran, lo demás no importa.

Y ahora está a medio camino entre Kansas, donde están los nietos, y Folledo, donde están las raíces. «Kansas es bonito... pero me gusta más Folledo».