Los personajes del tío Ful: Ivanka González Lera, enfermera

De niña jugaba con las muñecas a ser enfermera, de mayor cumplió su sueño y, pese a la dureza de los días que vive, está muy orgullosa de su profesión

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
25/04/2020
 Actualizado a 25/04/2020
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Son muchos días seguidos los que lleva Ivanka con la misma rutina, del trabajo (en el hospital) a casa, sola, pues así lo decidió cuando empezó la cuarentena; dejó a su compañero Chema en el Valle de Sabero, sin ver a su madre pues trabaja en una residencia de ancianos y es población de riesgo, como su padre o los abuelos, a los que no puede dar el beso diario de despedida para irse a trabajar; «es que soy muy besucona y los abuelos...».

Es tan verdad que se emociona al recordarlo y no puede evitar las lágrimas.

Pero también hay un momento mágico en ese piso de Puente Castro en el que se ha recluido por solidaridad y responsabilidad, a las ocho de la tarde, cuando se asoma a la ventana y escucha los aplausos de su vecino. «No se explicar lo que siento, es muy emocionante, me carga las pilas para seguir adelante, para marchar al hospital, como hoy que entro de noche. Pero no son solo los aplausos; los vecinos, muchos de los cuales casi no conozco, me emocionan cada día, me saludan por la ventana, me preguntan de todo, si dormí bien, si me alimento como debe ser, si necesito algo...». E Ivanka piensa: «¡qué profesión más bonita tengo! No me equivoqué cuando la elegí, desde niña, que ya jugaba con muñecas a curarlas, con libros del cuerpo humano que tenía mi madre. Claro que me influiría mi madre. Y me alegro».

Y en esos ratos de soledad no le faltan las llamadas, las conversaciones por la red, hasta canciones que le dedican, llegadas desde el Valle de Sabero, su tierra. «Soy de Olleros y muy de Olleros, tengo unas ganas enormes de regresar al valle, pasear, tomar los vinos...».

Y con las pilas cargadas de aplausos, gestos de cariño y muestras de solidaridad regresa a ese trabajo de enfermera –«el más bello del mundo y mucho más que un trabajo»– para poder vencer ese miedo, inevitable en primera linea, y que sólo se vea el corazón.
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