Los personajes del tío Ful: Antonio Arias, un Quijote en el cuerpo de Sancho

Pastor de guaje en las brañas, trabajador fuera del Valle de Laciana para regresar y montar primero discotecas, después un restaurante... y litigar con Victorino

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
30/06/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Arias Tronco está tan orgulloso de su restaurante en Villablino, el Arándanos, como del histórico pasado de este lugar e incluso de este Valle. «Aquí estuvo el famoso Hostal Arias, de los Arias de Villablino, que fueron unos emprendedores. En este mismo sitio estuvo el primer hotel de Laciana, otro hermano fue el que montó la famosa fábrica de refrescos Anaical, otros tuvieron negocios en Ponferrada...».

Antonio fue un chaval más de aquel valle minero al que su padre llegó desde Asturias como arriero. «Guardé el ganado en las brañas, después marché a buscarme la vida y estuve trabajando en Madrid y en Bilbao hasta que en 1981 regresé a Laciana».

Regresó al valle en la llamada época de las vacas gordas y fue abriendo diversos negocios. «Primero tuve discotecas, en la época que había muchas por la provincia, eran una moda y para que se hablara de la tuya pues tuvimos que arriesgar, hacíamos sorteos cada poco, hasta coches llegamos a sortear...». Y con el tiempo, cuando se va tranquilizando también el paisano, montó el restaurante Arándonos, un referente en la gastronomía del valle y de la provincia. No hay secretos, explica: «Una cocina recta, sin engaños ni artificios, materias primas de calidad, tratadas con esmero, sin creaciones de vanguardia que olvidan las tradiciones» y mientras te lo cuenta (está en su casa) señala para la cocinona, donde están los productos del ‘sanmartino’ pues Arias Tronco sigue haciendo la matanza en casa, «como me enseñó mi madre». Reconoce que no son buenos tiempos pues «ya ves cómo está el valle, la mina se acabó, les dieron un caramelo y era para cerrarla».

También es conocido este paisano por el largo litigio legal que mantiene con el empresario minero Victorino Alonso, sin dar el brazo a torcer.
- ¿Eres un poco Quijote?
- En elcuerpo de Sancho.
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