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Los modos y las formas

17/11/2019
 Actualizado a 17/11/2019
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Nadie, en su sano juicio (político), se habría atrevido a circular un ‘recordatorio’ tan tosco como amenazante. Y tan deficientemente redactado. Pero resulta que sí, que hay quien –o quienes– se atreven a tales desatinos y tamañas estupideces cuando les entra el acojone. Sin ir más lejos al Partido Popular de León, que, fechas antes de las elecciones, enviaba una nota a sus alcaldes y portavoces donde les indicaba la obligación de votar a los tres candidatos a la Cámara Alta: Silván, Javier Santiago Vélez y Mar González Pereda. Curioso. Y para tontos. «No obstante –seguía la comunicación– el lunes (por el pasado día 11) se revisarán, mesa a mesa, los resultados del Senado». Primera intimidación disfrazada de advertencia. Y concluía: «Espero que no haya ninguna sorpresa por el bien de todos». Segunda amenaza más explícita. ¿Urgía enjaular a los hipotéticos disidentes? Pueril. ¡Vaya estrategas!

Al grano. ¿A qué se refería con exactitud la patosa misiva con eso de que no se diera «ninguna sorpresa por el bien de todos»? ¿Por el bien de quién? ¿Acaso de la propia cúpula dirigente y demás parentela satelizada? ¿O, quizá, de los sufridos y vituperados alcaldes y portavoces rurales que, con el mensajito de marras, se sentían –muchísimos de ellos– maltratados, despreciados y coaccionados? ¿De quién? ¿Y por qué y para qué tanto verdugo? Las cuatro líneas –aparte de tóxicas– son una demostración palpable de que el actual PP es un patio de colegio, un (des) gobierno interesado y una tomadura de pelo. El tono amenazador utilizado por los ‘amos’ resulta deleznable.

Y lo es porque viven en un puro sobresalto. Aunque, eso sí, los ‘cazacargos’ no pierden comba. Ahí andan muy listos. Y para que no les pisen el ‘chapuz’ aplican el conmigo o en contra de mí con una precisión pasmosa. A escuadra y cartabón. Y a compás. Por eso, a estos últimos, a los discrepantes, no los quieren ver ni revoloteando por las proximidades del nido de la gaviota. Solo ellos quieren incubar los huevos. Exclusivamente. Nada de censores de primer nivel. Nada de pensamiento libre y constructivo. Nada de nada. Hay que dañarles. Hay que aniquilarlos como sea. Sobran.

Y no hay que ser tampoco un lince –ni un iluminado– para concluir que si el PP de León estuviera cohesionado, unido, a ninguna cabeza pensante se le habría ocurrido la majadería de la nota, la redacción del necio texto, que más parece una ocurrencia de bar a medianoche que de alguien con responsabilidades. Al final –y eso ha jodido mucho en el partido– el número dos de la candidatura, Santiago Vélez, logró más votos que Antonio Silván, el número uno. Le ganó. Todo un sarpullido. Y un aviso diáfano para un próximo congreso provincial.
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