Los deberes no cogen vacaciones

Los orientadores leoneses debaten acerca de la necesidad de las tareas escolares para los meses de verano y sobre cómo afrontarlas

Víctor S. Vélez
18/08/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La ‘vuelta al cole’ recortará el tiempo compartido por padres e hijos, aprender juntos es más fácil en verano. | ICAL
La ‘vuelta al cole’ recortará el tiempo compartido por padres e hijos, aprender juntos es más fácil en verano. | ICAL
El verano cierra los colegios pero no las mochilas. Los deberes en los meses estivales no cogen vacaciones y, aunque no son obligatorios, muchos son los profesores que encargan a sus alumnos cuadernos de ejercicios o actividades de refuerzo durante los casi tres meses de parón académico.

El delegado en la provincia leonesa de la Asociación de Profesionales de Orientación Educativa de Castilla y León, Antonio Campero, considera que pueden ser recomendables aunque "en una línea más lúdica". Lo mejor, según los profesionales de la pedagogía es que sí se realicen ciertas tareas al día pero "no de forma demasiado rígida" y, a ser posible, con la participación de familiares. "Ejercicios simples como planificar las vacaciones con los padres pueden ser muy útiles. Se pueden calcular los kilómetros, establecer rutas, establecer relaciones de historia y geografía", indica Campero a modo de ejemplo.

De esta manera, la mayoría de orientadores recomiendan que las tareas se centren en la lectura, análisis de textos, cálculo mental, aprendizaje informático y manualidades. La presidenta autonómica de la asociación de orientadores, Mariola Rodríguez, asegura que los deberes estivales no tienen demasiado que ver con los del resto del año y "son más efectivos de forma lúdica y compartida con hermanos, padres o abuelos".

Lo ideal, según los orientadores, es que se realicen durante no más de 60 o 90 minutos al día y preferentemente por las mañanas. Campero señala que los escolares "están demasiado rutinizada" pero que sería conveniente encontrar un rato cada día para que realicen tareas en estos meses de parón. "Debe hacerse sobre todo para no perder el hábito, ya que hay que prepararles para la vida. No es tanto repetir y machacar los contenidos, es más bien para no perder el hábito de aprendizaje", señala Mariola Rodríguez.

Sobre cómo deben orientarse hay algún que otro desencuentro puesto que si Campero recomienda "fomentar el razonamiento sin dispositivos electrónicos", otros orientadores ven con buenos ojos aprovecharse de las aplicaciones de aprendizaje en las 'tablets'. También hay opiniones encontradas y otros profesionales, como Laura Martínez que trabaja de orientadora en un instituto de San Andrés del Rabanedo, recomiendan abstenerse de hacer deberes durante esta época. «Hay muchas cosas que hacer en verano y no solo deberes que, además, no tienen por qué favorecer. El verano es para descansar y si se esfuerzan durante el año, en estos meses se merecen parar y descansar de esa presión», apunta esta orientadora.

¿Hay pérdida de conocimientos?


Los orientadores insisten en que los deberes en verano deben ser independientes a los resultados académicos y que todos los alumnos deberían realizar algunas tareas de manera flexible. No obstante, no se deben confundir con las tareas de refuerzo con cuadernos de ejercicios más precisos para reforzar "un área en el que cojean". En esos casos, todos los orientadores resaltan su importancia.

En verano, más que una pérdida de conocimientos, los alumnos dejan a un lado la rutina de estudio y aprendizaje. "Hay niños que quedan algo descolgados y para evitarlo es bueno que escriban experiencias en vacaciones o sobre sus gustos y preferencias, por ejemplo, porque muchos pierden capacidades de expresión y redacción", comenta Antonio Campero.

Según Mariola Rodríguez, el problema para los alumnos es que "se pierde un hábito y les cuesta habituarse de nuevo a la rutina". "Los niños y niñas hacen mucho reseteo y si en septiembre el profesor tiene nuevos métodos pueden bajar su rendimiento en el comienzo del curso", apunta la orientadora.

Otros profesionales, como es el caso de Laura Martínez, se preguntan si la pérdida de conocimientos se da realmente porque el aprendizaje no ha sido el adecuado. "Estamos en un sistema demasiado memorístico y muchas veces no se da un aprendizaje como tal, en el que los alumnos interiorizan y hacen suyos los contenidos que se evalúan", concluye esta orientadora de San Andrés.
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