Logroño 32 - 33 Ademar: 'Ademar conquista Logroño a la épica'

Un gol en el último segundo da la victoria a un conjunto leonés que llegó a ir siete abajo en la primera parte / Bomastar, clave de la remontada

Alejandro Cardenal
26/02/2022
 Actualizado a 28/02/2022
Imagen del partido entre BM Logroño y Ademar. | JUANJO ACOBI
Imagen del partido entre BM Logroño y Ademar. | JUANJO ACOBI
Incluso en la peor temporada de su historia reciente, Ademar sigue siendo Ademar. Capaz de lo mejor y de lo peor. De no ver portería durante casi diez minutos pero conquistar el Palacio de los Deportes de La Rioja (32-33) con un tanto en el último segundo cuando los locales habían tenido un lanzamiento de siete metros segundos antes.

Y es que este muerto está muy vivo. Tras un arranque de partido para olvidar, los leoneses se pusieron el mono de trabajo y poco a poco, fueron recortando distancias hasta llevarse el partido en una recta final de infarto, con opciones para los dos equipos.

Fue entonces cuando apareció Bomastar. Tras una primera mitad discreta, el guardameta lo detuvo todo en el segundo acto y allanó el camino hacia una remontada en la que siempre creyeron los de Manolo Cadenas, incluso después de unos primeros minutos esperpénticos.

Logroño arrancaba el choque encontrando espacios en la zaga ademarista con mucha facilidad gracias a un Moreira muy activo que lideraba el primer envite de un equipo local que, tras el 2-4 con el que empezaba el choque, metía el ‘turbo’ y empezaba a poner tierra de por medio en el marcador sin mostrar piedad. Cadenas, viendo la peligrosa deriva en la que estaban entrando sus pupilos tras un parcial de 4-0 para los locales y las primeras pérdidas no forzadas en ataque, paraba el partido para intentar que la cosa no pasase a mayores. No le salió bien la jugada el técnico, que no contaba ni con la inspiración de Jorge Pérez bajo palos ni con el atasco ofensivo de un Ademar que no encontraba el camino del gol ni desde los siete metros.

Gonzalo falló el penalti cometido sobre Jaime llegando al ecuador, un aviso de lo que estaba por venir. La defensa 6-0 de Logroño dejaba jugar a los leoneses donde no había peligro y se convertía en una trampa mortal en la frontal, un cerrojo que secó el ataque leonés.

Nidos exclusiones de Kisselev en apenas quince minutos rompieron el candado de un Logroño, que, incluso en inferioridad, dejaba a Ademar sin marcar durante diez minutos y siete por debajo en el marcador (12-5).
Y cuando peor pintaba el partido, despertó el león. Milo se echó el equipo la espalda y la defensa le devolvía el favor de los primeros minutos a los riojanos, recortando distancias gracias también al cambio en la portería y la entrada de un Panos que puso fin a la sangría.

Así, los cuatro goles de desventaja con los que se llevaba al descanso (18-14), teniendo en cuenta como había empezado el choque, eran un ‘tesoro’ que permitía soñar con sacar algo positivo de un partido que parecía sentenciado a los quince minutos.

El paso por vestuarios no cambiaba la dinámica. Panos seguía a lo suyo, desesperando a los riojanos, y en ataque poco a poco Ademar recuperaba sensaciones. Ni siquiera la exclusión de Santista lastraba un prometedor arranque de la segunda parte, llegando a ponerse a solo un gol de distancia (20-19) tras los cinco primeros minutos.

Con los aficionados leoneses que no quisieron dejar solos a los suyos enmudeciendo el Palacio de los Deportes, Ademar se vino arriba, aunque el toma y daca beneficiaba a los locales, que lograban por momentos contener el intento de remontada de los leoneses, manteniendo siempre una renta que oscilaba de forma constante entre los dos y los cinco goles.

Kisselev ponía cuatro arriba a los riojanos en el ecuador de la segunda parte y aunque los ademaristas no bajaron los brazos y la mejoría era evidente, el mínimo margen de error con el que los de Manolo Cadenas llegaban al final del choque amenazaba la reacción.

Nada más lejos de la realidad. En un final del partido totalmente loco, Ademar fue el más cuerdo y Bomastar un muro. El cancerbero empezó a pararlo todo y evitaba que Logroño castigase las imprecisiones de los leoneses en ataque.

Gonzalo ponía por delante a Ademar por primera vez desde el arranque del partido a solo dos minutos del final y el resto pasará a la historia.

Después de un carrusel interminable de pérdidas, fallos cantados y lanzamientos de siete metros, Ademar, a siete segundos del final, tuvo la última posesión y Milo no perdonó, desatando la locura en un equipo leonés que luchó cuando otros bajaron los brazos y logra un triunfo clave para espantar los fantasmas del descenso y que permitirá ver muy pronto la mejor versión de Ademar.
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