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Lo que pasa en Ferradillo

15/02/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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A alguien le estará dando la risa gracias al pastel de marihuana de Ferradillo, pero la risa floja, esa que le asalta al que acaba de ser sorprendido en un renuncio. A otros se les habrá cortado de repente.

Estamos en la era de internet, caracterizada por un fenómeno universal: todo se sabe. El conocimiento sobre las cosas es planetario y el cotilleo, también. Solo es necesario abrir el buscador ese que usted y yo sabemos y teclear ‘ingerir marihuana’ para que el gobierno del estado de Colorado, al que no supongo maldad alguna, nos informe de que los efectos son parecidos a los de su inhalación, aunque tardan algo más en aparecer. Es decir, que se pueden producir desde subidas de presión arterial hasta psicosis, pasando por trastornos como mareos o distorsión de las percepciones, lo que, si tienes que bajar en bicicleta desde la montaña, puede comportar un serio riesgo para la integridad de tus huesos. Eso por una parte; por la otra, quienes crean que hoy en día lo que pasa en Ferradillo, se queda en Ferradillo, es que no saben que el que fuera recóndito refugio de guerrilleros es ahora un lugar como otro cualquiera para convertirse en capital del mundo si la red global así lo quiere. En este caso, el del roscón, se ha puesto una vez más de manifiesto que a veces el compañerismo se confunde con el compadreo y que, aunque haya que respetar la presunción de inocencia de Sergio García en su implicación con la preparación o distribución de ese dulce, lo que no tiene cabida es tratar de convencer a los medios de que el asunto era de escasa importancia, de poca monta o, como llegamos a escuchar desde el entorno político del presunto implicado, ‘hay otras cosas más importantes de las que os podéis ocupar los medios’. Los periodistas recibimos lecciones a diario, pero esa no debemos admitirla: nosotros estamos aquí para escrutar y difundir el comportamiento de los políticos, tanto el correcto como el desviado. Estamos hablando de un presunto delito contra la salud pública, así terminó calificado el asunto por la Guardia Civil. Cosa seria, aunque se haya convertido en un meme chusco que nos perseguirá a los bercianos durante mucho tiempo.

A la espera de que la justicia determine quién fue el autor de la broma irresponsable, más les vale a algunos no seguir golpeando el balón hacia delante porque puede que estén yendo en dirección a su propia portería.
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