LNC Cofrade: Ensayos

Cuatro cofradías convocan ensayos de braceros en fechas previas a la Semana Santa

Xuasús González
01/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Los braceros del Cautivo, de Jesús Sacramentado, durante un ensayo en la pasada Cuaresma. | L.N.C.
Los braceros del Cautivo, de Jesús Sacramentado, durante un ensayo en la pasada Cuaresma. | L.N.C.
Una de las características más propias de la Semana Santa leonesa es, sin duda, que –salvo contadas excepciones– nuestros pasos procesionan a hombros. Rondan, en total, el centenar, cada uno de ellos con decenas de almohadillas… y, en muchos casos, unos cuantos suplentes. Los braceros, pues, son inherentes a nuestra celebración pasional, y es este el rol abrumadoramente mayoritario entre los papones. Una de las cuestiones que, de vez en cuando, surge como tema de conversación al hablar sobre la puja, es el ensayo de los braceros. A nadie se le escapa –bien es cierto– que, en general, es algo que no se estila en León. Pero, ¿hasta qué punto? ¿Por qué?

Desde LNC Cofrade hemos querido profundizar en este tema, y sobre ello les hemos preguntado a las dieciséis penitenciales leonesas, así como a la agrupación de braceros de la Virgen del Mercado y a la Junta Mayor –que sacan a la calle a la Morenica y a la Borriquita respectivamente, aunque sus braceros también lo son, en general, de otros pasos–, y todas ellas han tenido a bien facilitarnos la información solicitada. Sea público nuestro agradecimiento.

Los ensayos en León son, como era de prever, minoritarios. Tan solo son cuatro las cofradías que, a día de hoy, convocan a sus braceros, siempre en Cuaresma: Perdón, Agonía y Jesús Sacramentado, a los de todos sus pasos; y Bienaventuranza, a las de la Virgen de la Misericordia. Y en todos los casos consideran la experiencia positiva y que los resultados se notan de año en año.

Los ensayos son una buena manera para que, quienes pujan por vez primera, no se incorporen al paso sin haber siquiera ‘probado’ antes. En ello incide particularmente la Cofradía del Perdón, que cada año cuenta con nuevos braceros, principalmente en su paso del Cristo de la Esperanza –que pujan jóvenes de entre 14 y 18 años–, y también los procedentes del grupo de internos del centro penitenciario que participan en su procesión.

Especialmente importantes resultan, a su vez, los ensayos para Jesús Sacramentado, puesto que sus pasos ‘andan’ en función de la música, y son una buena forma de conocer los cambios.

En el caso de quienes no ensayan –que, en muchos casos, sí que lo han hecho años atrás–, entre otros motivos coinciden mayoritariamente en que el fundamental es la escasa asistencia de los braceros. Muchos de ellos residen fuera de León, apuntan.
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